Asambleístas se acusan sobre los motivos de la sublevación

Con el objeto de conseguir una votación unánime para condenar los actos del 30 de septiembre, que pusieron en riesgo la institucionalidad democrática del país, el oficialismo presentó ayer un proyecto de resolución de siete artículos, sin incluir ninguna de las dos tesis que el Ejecutivo impulsa sobre los hechos de ese día: el secuestro y el golpe de Estado.

Pese a que esta era una resolución que la oposición calificaba de ‘sensata’, el debate sostenido durante más de siete horas no fue reflejo de ese intento de reconciliación.

Aunque la sesión transcurrió con cierta calma, el debate fue un cruce de acusaciones sobre los supuestos responsables de los golpes de Estado o la desestabilización institucional en la historia reciente del país.

Cynthia Viteri (MG) recordó la participación de César Rodríguez (PAIS) en la toma del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en el 2007, la actuación de Silvia Salgado (PAIS) como diputada socialista del Congreso en el 2007 y de Paco Velasco (PAIS) como radiodifusor de radio La Luna en el derrocamiento del ex presidente Lucio Gutiérrez (SP).

En cambio, César Rodríguez (PAIS) dijo que a Gilmar Gutiérrez (SP) se le pidió que explique qué relación tenía con los policías sublevados y que además necesitan respuestas de los asambleístas que dijeron que no había intento de golpe de Estado y pedían la amnistía.

Rosana Alvarado (PAIS) pidió a Gilmar Gutiérrez que dijera los nombres de los policías que para él y su hermano estaban trabajando. “Los muertos tienen nombres y apellidos, como lo tienen los golpistas, varios de ellos asambleístas”, agregó.

Gutiérrez desmintió que haya asustado a los policías; aclaró que no anda armado y que no responde a insultos de una mujer. “Aceptemos la causa del problema: la medalla significa mucho para el uniformado”.

Afirmó que en el derrocamiento de su hermano, el ahora asambleísta Paco Velasco (PAIS) daba por radio las direcciones de sus casas para que ahí sí vayan a matarlos.

La oposición buscaba que el oficialismo reconozca que no hubo intento de golpe de Estado, que el presidente Correa se excedió al ir a gritar: “¡Mátenme, si quieren!”, que la causa de la sublevación fue la revuelta policial y que es necesaria una investigación internacional independiente; el oficialismo insistió en que el plan B de ese día era el magnicidio.
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