En hospital de Tena los niños son atendidos en los pasillos

Caminó una hora desde la comunidad Alto Sunino, al suroeste de Napo, para llegar a una carretera estable y viajar dos horas para llegar a Tena, al hospital Velasco Ibarra. El indígena quichua Ignacio Simbaña, de 56 años, cargaba sobre sus hombros a su nieto Fermín, de 4 años, quien cayó de la parte alta de su choza y se fracturó las costillas y el brazo.

Llegó el pasado miércoles, dos días después del accidente, pues pensaba que iba a “mejorar” con remedios caseros. Los médicos debieron hacerle una operación de emergencia en el hospital. Pero no había camas para la hospitalización. Las enfermeras del área de Pediatría lo acomodaron en el pasillo. Y allí amaneció el jueves 13. “Yo creo que no está seguro aquí afuera”, comenta el abuelo.

¿Por qué no está dentro de la habitación con los otros niños? La jefa de Pediatría, Irma Saltos, explica que en su área solo hay seis camas y han debido sacar de la sala general dos más para atender a los niños que llegaron de madrugada. “No tenemos espacio, no sabemos dónde colocarlos, y no podemos mezclarlos con los niños del área de problemas respiratorios”, dice.

Junto a Fermín comparte el mismo pasillo Kevin, a quien le surgió una “bola en la cabeza”, como explica su padre, David Grefa, quien llegó por la noche. “A esa hora no hay cama, por eso le acomodaron aquí, me va a tocar dormir en esta silla”, refiere. Sobre las vetustas paredes donde acomodaron a los chicos se lee: “El niño tendrá derecho a la intimidad, a ser hospitalizado junto a otros niños...”. Pero solo son carteles pegados que en la práctica no se cumplen.

“Hacemos lo que podemos, pero no tenemos infraestructura, no tenemos camas, el personal es insuficiente. Todos los equipos y el instrumental es desde hace 25 años. Las cunas donde descansan los niños están llenas de polilla, es infrahumano atenderles así”, reconoce la jefa de Pediatría. Las madres o familiares que traen a los niños de comunidades lejanas comparten con los pequeños la incomodidad. Como no tienen para comprar pañales desechables, lavan los de tela y la ropa de los chicos en la misma habitación. Las ventanas de esos cuartos se convierten en tendederos. También sirven los viejos resortes debajo de las camas.

Esa es la muestra de la realidad del hospital José María Velasco Ibarra, de Tena, uno de los ocho centros hospitalarios declarados en emergencia por el Ministerio de Salud. Su director, Víctor Moreno, cuenta que disponen de 70 camas, pero requieren 120, aunque esperan llegar a 200.

Recuerda que desde que se implementó la gratuidad en la salud, el número de pacientes aumentó. En el 2010 se atendió a 68.091 pacientes en emergencia, consulta externa y odontología, y a otros 5.798 en hospitalización. En el 2006 se registraron 41 camas ocupadas de las 70 y ahora solo disponen de 3 camas en caso de una emergencia . “Estamos colapsados”, expresa.

El incremento de pacientes se debe también a las especialidades que ofrece este hospital, como son: cirugía, medicina interna, gineco-obstetricia, pediatría, traumatología, lo que atrae pacientes de Sucumbíos, Pastaza y Orellana; muchos de ellos son colombianos.

El director de Salud de Napo, César Grefa, dice que en la provincia se elevó la atención de 152.000 pacientes a 312.000 en el 2010 y confía en que se resuelva el 70% de los problemas.

Provincia con dos hospitales
Napo tiene dos hospitales, uno en Tena y otro en Baeza. En la provincia hay 30 subcentros de salud y 80 médicos; el 99% viene de Quito y otras provincias.

Necesidad de medicinas
El hospital de Tena, Velasco Ibarra, también está afectado por la falta de provisión de medicamentos.


eluniverso.com
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