Te conozco bacalao, aunque vayas disfrazao

El folclore ideológico, la improvisación y/o la falta de objetivos reales llevan de tumbo en tumbo la imagen internacional de Rafael Correa. Él se jacta de que gracias al caso El universo ahora se conoce al Ecuador en el mundo… En contrapartida, sus pretensiones de convertirse en un referente global, o al menos continental, parecen despedazarse. Las últimas movidas lo colocan en una categoría de gobernante ligero con aires tropicales. Tres hechos evidencian esta caída.

Uno se dio en los Estados Unidos, donde el presidente ecuatoriano gozaba de una gran aceptación en ciertos medios académicos, demócratas y liberales (en la acepción gringa esto equivale a progresistas). En esos sectores se lo percibía como un líder con ideas claras y un académico que se alejaba del prototipo del caudillo latinoamericano, encarnado por Hugo Chávez.

Su trajinar por el caso El Universo fue un remezón en esos medios, que se reflejó en editoriales como los del Washington Post, el más liberal de los periódicos. El trabajo de imagen que el Gobierno mantiene con empresas especializadas (según cuenta diario El Universo el 19 de marzo) no logró frenar ese golpe.

El otro se dio a su paso por Europa, con la entrevista en el canal público español (TVE) a la periodista Ana Pastor. El poder impúdico de los bancos o el juego de los medios más poderosos son ideas que Rafael Correa lanzó en la entrevista y que ahora tienen acogida en una España herida por la crisis, pero se diluyeron ante su estilo de macho intolerante. La sonrisita burlona y el desafío cínico de su simplista discurso maniqueo no le funcionaron. Eso se develó en el análisis posterior a la entrevista de los tres comentaristas españoles. La conclusión no fue que estaban frente al adalid de los países pobres, sino a un presidente con trazos autoritarios…

Pero el desgaste más grave es el que ha tenido al interior del continente. Su boicot a la Cumbre de Las Américas por la ausencia de Cuba suena a un fracaso descomunal.

Su intento de dividir a los países americanos entre los buenos y los malos (los antiimperialistas, los buenos y los cercanos a los Estados Unidos, los malos) no cuajó. Todos los presidentes están haciendo sus maletas para ir a Cartagena el 19 de abril. Los regímenes más de izquierda desaprueban la ausencia de Cuba, pero asistirán. Todos saben que tienen que salvaguardar sus intereses.

El presidente de Colombia puso sus mejores empeños para complacer a su vecino, pero ya no va más. Lo evidencian las últimas declaraciones de la Canciller colombiana: "El que quiera venir es más que bienvenido y el que no lo sentimos mucho".

Las propuestas del presidente Correa pueden ser innovadoras, pero este último fracaso devela que carecen de estrategia y de una estructura diplomática profesional, ya que nunca deja caminos abiertos para salir firme en caso de que no cuajen. Algo similar pasó cuando propuso sanciones a Gran Bretaña por el tema de las Malvinas… ¡Ni la propia Argentina le siguió!

Así, si Correa decide ir a Colombia parecerá que ha cedido. Entonces, perdió. Si no va, se quedará solo en el continente. Entonces, también perdió…
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