¿Quiénes arruinaron el país?

Una mujer de 33 años y con tres meses de embarazo pierde a sus gemelos por los golpes recibidos durante un secuestro express en Guayaquil. Un conocido boxeador es asesinado a tiros en un restaurante de Quito; en Cuenca, dos jóvenes son incineradas dentro de su propia vivienda tras haber sido ahorcadas; los presidentes de la juntas cívicas de Manta y de Naranjal son muertos a tiros.

¡Ya basta!

Un frío estremecedor recorre el país con cada historia de dolor, dejando una sensación de indefensión colectiva ante la ferocidad de quienes no solo que asesinan, sino que se ensañan con sus víctimas en una muestra de crueldad sin nombre.

Cinco meses atrás, un informe del Ejército advertía del riesgo de que el narcotráfico y el crimen organizado se desborden. Las autoridades pretendieron negarlo, pero los hechos evidencian que estamos por la ruta anunciada.

Avionetas con cientos de miles de dólares, sumergibles equipados para transportar droga, capturas de toneladas de estupefacientes y decomiso de cargamentos procedentes de Ecuador en varios países de Europa, son la prueba incontrastable de que los tentáculos del inmenso y lucrativo negocio del narcotráfico han penetrado diversas esferas de la sociedad.

Es ilegal portar armas, pero el analista Fernando Carrión calcula que en el país circulan entre 250 000 y 300 000 armas, lo que daría a la delincuencia "una inmensa capacidad de fuego". Un informe de Philip Alston, relator de las NNUU sobre ejecuciones extrajudiciales mostraba, en 2010, que la tasa de homicidios se ha duplicado en los últimos 20 años. Había pasado de 10,3 homicidios por cada 100 mil habitantes en 1990, a 20 en 2010. Alardes revolucionarios como aquel de la ciudadanía universal abrieron las puertas, de manera indiscriminada, a todo el mundo. Nunca escucharon las advertencias de que con los buenos vendrían también los malos y, aunque enmendaron después al imponer visado a varios países, el daño estaba hecho.

"Ecuador se está convirtiendo en unas Naciones Unidas del crimen organizado (...) Tenemos casos del crimen organizado de Albania, Ucrania, Italia, China, todos en Ecuador consiguiendo su producto para distribuir en sus países", dijo Jay Bergman, director de la DEA para la región Andina, en mayo de 2011.

Apelar al argumento de que, como son delitos transnacionales, el Ecuador no podía escapar, es torpe e irresponsable. Negar la evidencia no soluciona el problema. Hay que actuar con determinación y de manera urgente.

Una acción conjunta de la sociedad es imprescindible antes de que el país se nos vaya de las manos. Un mea culpa general debe ser el primer paso. Los canales de TV, por ejemplo, tendrían que reflexionar acerca de la difusión de las narconovelas, que terminan siendo verdaderas escuelas del crimen que insensibilizan a la sociedad la cual, de manera inadvertida, ha incorporado "el lenguaje de los mafiosos" a su habla cotidiana. Aquellos que aspiran a conducir la nación tendrán que revelar su estrategia para combatir el flagelo, comenzando por identificar cuándo y quiénes arruinaron al país.
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