No a los sicarios

Ecuatoriano: Es mentira que la consulta del Jefe contenga 10 preguntas. Esa es únicamente la forma. En el contenido hay una sola pregunta: ¿Quieres que el Dictador que indultó a las mulas del narcotráfico le meta la mano a la Justicia y se convierta en el nuevo dueño del país?

Para decidir tu voto tienes que pensar. Recuerda:

¿Hubo alguna vez sicarios en el Ecuador? Muy de vez en cuando nos enterábamos de alguno. Ahora, de repente, aparecen en moto en cualquier esquina, se detienen ante ti, y le pegan cinco tiros a un sujeto. Y tú vas con tu hijo menor, y le agradeces al Señor por no haber permitido que una bala perdida lo destruya.

No son los desempleados ni los pobres los que nos matan. Mentira. Esos de vez en cuando roban para comer. Los que siembran el terror son mafias mexicanas, colombianas y rusas que reclutan jóvenes, y que han decidido, viendo que las condiciones son propicias, instalarse en esta antigua y olvidada “isla de paz”.

¿Eso es lo que quieres para Ecuador?

Con los dictadores no se negocia, ni a cambio de un bono de pobreza. Las consecuencias las pagarán tus hijos y tus hijas, y nuestros nietos, que nos preguntarán si valió la pena que a cambio de un plato de lentejas, apoyemos a quien permitió que los carteles de la droga se apoderen del país.

Contra los dictadores se pelea. No se pelea “hasta la muerte”, como proclama el Dictador, rodeado de 100 guardaespaldas y disfrutando su postre belga. Los seres humanos usamos la razón, así que solo peleamos mientras exista alguna posibilidad de victoria. Y esa posibilidad de vencer existe.

Ni siquiera entre los suyos descansa tranquilo el Jefe. Duerme con un ojo abierto porque los generales de Policía están inquietos, porque los generales de las Fuerzas Armadas lo apoyan por interés material, pero no lo quieren, y porque los líderes de la izquierda que se pelearon le serruchan el piso entre los mandos medios de la administración pública.

Los indios lo detestan, como sus padres y sus abuelos detestaban al mestizo esbirro del amo que los abofeteó.

Los maestros y los obreros del sector público lo consideran un traidor, y para un sindicalista, no hay mayor inmoralidad que una traición.

Los policías de tropa dudan entre venderse por unas migajas o hacer honor a sus compañeros caídos y presos.

Los pobres dudan también. Subió el pan. Dicen que subirán las medicinas y las llamadas por celular, y hasta se habla de un paquetazo. ¿Acaso el petróleo no está por las nubes? ¿Dónde está todo ese dinero?

Por eso me dirijo a ti. Sí, a ti que me estás leyendo. Sacúdete. No esperes a que te digan lo que debes hacer. Esta vez, no son los políticos sino tu familia, tus amigos y vecinos, los que deben emprender esta lucha.

Lo primero será convencer a tus vecinos y compañeros de trabajo. Luego, si eres extrovertido, llama por teléfono a las personas que conozcas y diles que estás colaborando con la campaña por el NO, y si te permiten unas palabras al respecto. ¿Puedes preparar cien fotocopias con algún texto impactante y darles varias a tus amigos para que las repartan?

“Esta será una campaña de tiza y carbón”, dijo Perón en la Argentina cuando las oligarquías políticas invirtieron millones de pesos para vencerlo. Y el pueblo le hizo caso y garrapatearon cada pared con tiza y carbón. Hagamos lo mismo. Perón era un demagogo, pero los demagogos son los que mejores campañas publicitarias hacen, en la Argentina y Ecuador, así que para derrotarlos aprendamos de ellos, y hagamos la gran campaña de la tiza y el carbón, y la volante, y las llamadas telefónicas, para pedirle a la gente que vote NO, NO, NO, al nuevo dueño del sicariato.
Comparte esta noticia en tu:
   

Este artículo se ha leído: 2751 veces.