María Fernanda Espinosa, ex funcionaria de Correa acusada de corrupción, quiere dirigir la OEA

María Fernanda Espinosa, ex funcionaria de Correa acusada de corrupción, quiere dirigir la OEA
Publicado el: 17/12/2019
Por: Orlando Avendaño*.

Antigua y Barbuda, país miembro del ALBA, propuso a la ecuatoriana María Fernanda Espinosa como candidata a la secretaría general de la Organización de Estados Americanos, cargo que se renueva cada cinco años. Ello para disputarle la reelección de Luis Almagro en marzo de 2020.

Lo primero que llama la atención es que Espinosa es la candidata de Antigua y Barbuda y no de Ecuador, pues su país emitió un comunicado aclarando que apoyaba a Almagro. En consecuencia, es la candidata de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), una organización internacional fundada en 2004 en La Habana por los entonces hombres fuertes, Fidel Castro y Hugo Chávez.

El ALBA, desde su fundación, ha sido un enclave castrista en medio de una región aún mayoritariamente democrática. Con los casi infinitos recursos del petróleo venezolano, los miembros del ALBA han logrado entorpecer cualquier iniciativa en instituciones interamericanas a favor de la libertad en Cuba y Venezuela. En abril de 2010, durante la IX Cumbre celebrada en Caracas, todos los miembros de la organización firmaron el denominado «Manifiesto Bicentenario de Caracas». En él, «ratificaron el compromiso de construir el Socialismo del Siglo XXI como única vía para alcanzar la soberanía e independencia de los pueblos».

Lo de socialismo es palabra hueca, cortina de humo retórica para ocultar los ilícitos y la corrupción de una organización criminal transnacional especializada en narcotráfico, minería ilegal y lavado entre otras actividades. Leemos con frecuencia que sus jerarcas, los “socialistas”, tienen cuentas bancarias por miles de millones.

Los últimos gestos de Antigua y Barbuda, con respecto a Venezuela, confirman hacia donde iría la OEA, de llegar Espinosa a la Secretaría General. En junio de 2018, luego de que el mundo democrático y civilizado reconociera finalmente el aniquilamiento del sistema democrático y, en consecuencia, la imposición del totalitarismo en Venezuela, el primer ministro caribeño, Caston Browne, expresó su solidaridad con el régimen de Nicolás Maduro. La muestra de apoyo más reciente es del 4 de noviembre de este año. Ese día Maduro y Browne se reunieron en Caracas con el propósito de «fortalecer los lazos de hermandad» entre Venezuela y Antigua y Barbuda.

Poeta y diplomática ecuatoriana que, entre septiembre de 2018 y septiembre de este año fue presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas, vale la pena recordar algunos “hitos” de la carrera de Espinosa. Despegó bajo el Gobierno de Rafael Correa, quien primero la designó como canciller y luego la fue rotando entre diferentes cargos. Al asumir Lenín Moreno, Espinosa fue llamada a, nuevamente, ejercer el cargo de ministra de Relaciones Exteriores. Duró poco más de un año.

Varias polémicas la rodean. Su papel en el caso de Julian Assange ha sido objetado por la forma en la que nacionalizó y acreditó al activista australiano como diplomático ecuatoriano para que eludiera la justicia.

También están sus cuestionadas posturas sobre la dictadura de Nicolás Maduro. Al ser consultada, dijo en enero de 2018 que su país no se metería en los asuntos de Venezuela. «La Constitución [de Ecuador] habla claramente de la no injerencia en los asuntos internos de otros estados (…) Hemos sido un país que sigue, apoya y acompaña el proceso de diálogo que se inició con República Dominicana», dijo a los medios el 26 de enero de 2018. También se refirió a la oposición venezolana como «violenta». Y, en un famoso discurso que dio en Nicaragua al asistir al 38 aniversario de la Revolución Sandinista, habló del Ché Guevara, Fidel Castro y Hugo Chávez como líderes «ejemplares» que conducen a Latinoamérica «a puerto seguro».

Recientemente Espinosa fue denunciada por «despilfarro de los fondos del Estado» y medios como El Enfoque señalaron que la excanciller se había convertido «en un gasto impúdico». A Ecuador le cuesta medio millón de dólares tener a María Fernanda Espinosa en la ONU, tituló la revista Metro luego de la publicación por parte del Observatorio de Gasto Público de varios documentos en los que se detallan los gastos de la entonces presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

María Fernanda Espinosa no cuenta con una carrera intachable. Empañada por el ruido, también están sus vinculaciones y responsabilidad en casos que aún no se han aclarado. Más graves.

Luego de denunciar una irregular compra de helicópteros por parte del Gobierno de Rafael Correa, el entonces comandante de la Fuerza Aérea de Ecuador y teniente general, Jorge Gabela, fue asesinado. El caso se investigó y una Comisión Multipartidista de la Asamblea Nacional concluyó que Gabela había sido asesinado por sus denuncias contra el Estado ecuatoriano.

Siendo ministra de Defensa entre 2012 y 2014, María Fernanda Espinosa estuvo al frente de la investigación de Gabela. En 2015, poco después de dejar el cargo, el criminalista argentino Roberto Meza, quien fue contratado por el Gobierno de Correa en 2013 para realizar una investigación pericial sobre la muerte del teniente general, «denunció que se le pidió que borre capítulos de su informe». Propiamente acusó a Espinosa de estar detrás de los esfuerzos por modificar su informe con el propósito de que no se viera vinculado el Gobierno de Correa.

«Para sorpresa nuestra el año pasado en comunicaciones nos pedían que se eliminen capítulos sustanciales de este informe. No accedimos. Les dijimos que hagan lo que ellos querían, pero nosotros no íbamos a firmar eso», dijo Meza en una entrevista radial en febrero de 2015. Aunque el criminalista argentino entregó al Gobierno de Correa el documento íntegro en septiembre de 2013, la Comisión Interinstitucional de la presidencia jamás lo divulgó. Por su parte, Espinosa aseguró que es mentira la acusación.

Un importante periodista ecuatoriano, que prefirió resguardar su nombre, dijo al PanAm Post que «Espinosa es un instrumento del castrismo, el correísmo y el bolivarianismo». Se refirió a su vinculación con el ALBA y, también, a las supuestas mañas que compartiría con el chavismo.

De acuerdo con el periodista, debido al poder que tuvo durante la gestión de Rafael Correa, la antigua canciller tendría responsabilidad en la red de apoyo al terrorismo que logró tejer el Gobierno de Correa, según denunció el miembro principal del International Assestment and Strategy Center y reconocido consultor de seguridad nacional estadounidense Douglas Farah ante el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Dijo Farrah ante la cámara baja del Congreso americano que, entre los Estados agrupados en el ALBA, se está armando una operación de «delincuencia organizada transnacional» en conjunto con «actores regionales como Irán y grupos terroristas».

«Estados que tradicionalmente han tenido poco interés o influencia en América Latina se han convertido en actores importantes en la última década, sobre todo por invitación de los Estados autodenominados bolivarianos, que buscan establecer este bloque del ‘Socialismo del siglo XXI’, dirigido por Hugo Chávez de Venezuela. Incluye a Rafael Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua», aseguró el consultor de seguridad nacional.

Asimismo, aseveró: «Varios de cientos de ciudadanos iraníes han recibido cédulas ecuatorianas o tarjetas de identidad, lo que les permite viajar a muchos lugares de América Latina (…) Ecuador, Venezuela, Bolivia y Nicaragua han concedido pasaportes a ciudadanos iraníes en sus respectivos países, liberando a las personas para viajar de manera casi imposible de rastrear».

En un informe del prestigioso grupo Friends of Israel Iniative, publicado en noviembre de 2015, se lee que «durante el período 2005-2014 la principal forma de expansión de Irán en la región vino de la mano de inversiones e iniciativas conjuntas con algunos países de América Latina, especialmente los miembros del ALBA»

«Con Ecuador la buena relación se empezó a gestar a partir de la asunción de Rafael Correa y, en 2008, se firmaron 25 acuerdos bilaterales para facilitar el comercio y financiar proyectos civiles que Ecuador necesitaba», continúa el informe.

El documento del Friends of Israel Iniative señala que «Ecuador se abstuvo en una resolución votada en marzo de 2013 en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que condenaba a Irán por su pésimo historial en términos de respeto por los derechos humanos». A propósito de ello, descuellan las diferentes posturas que asumió Ecuador cuando María Fernanda Espinosa lideraba la misión de su país ante la ONU en Ginebra: no condenó el terrorismo pero sí a Israel y Estados Unidos.

Por último, está su esposo, el nicaragüense Eduardo Mangas. De ser un alto funcionario del régimen autoritario de Daniel Ortega en Nicaragua, Mangas pasó a asumir la secretaría general de la presidencia de Lenín Moreno. Renunció al cargo el 11 de diciembre de 2017 luego de que se filtrara un audio en el que hablaba de la corrupción durante el Gobierno de Rafael Correa. Aunque Mangas ha tenido que comparecer en Fiscalía por las implicaciones del audio filtrado, eludió en varias ocasiones acudir.

Todos estos escándalos y el ruido en torno a la figura de María Fernanda Espinosa, devinieron en que desde la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional de Ecuador se impulsara en su contra un juicio político. Son muchas las acusaciones.

«Espinosa incumplió sus funciones como ministra de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana en el manejo de la crisis de la frontera norte con Colombia. Además, trajo consjigo el secuestro y posterior muerte de tres periodistas de El Comercio. Las irregularidades del proceso para la concesión de asilo y posterior nacionalización de Julian Assange. Y la situación de los ecuatorianos residentes en Venezuela», señalaron más de cincuenta asambleístas que respaldaron el juicio contra la excanciller. También se refieren a desviación y manejo equivocado de fondos públicos.

El juicio fue tratado en junio de este año y contó, incluso, con el apoyo de asambleístas del propio partido de Rafael Correa, Alianza País. Al final Espinosa no fue censurada y, como se lee en el medio GK, pudo «escapar de su muerte política» gracias a que a los que impulsaron el juicio les faltó cinco votos —que son los necesarios para condenarla—. De los 125 asambleístas presentes, 87 votaron a favor, 36 se abstuvieron y solo dos votaron en contra de censurarla. Se salvó.

Y sigue. Empecinada en avanzar, quien claramente se ha convertido en una pieza de intereses opacos ahora va por la secretaría general de la Organización de Estados Americanos. La respalda el ALBA, ese grupo que Farrah acusó de convertirse en una organización criminal. Sin duda aliada del castrismo y del chavismo, en consecuencia afín a una causa mayor y mucho más peligrosa: el crimen transnacional. La derogación del sistema democrático en la región. Es claro: la ideología de la corrupción va ahora por la OEA.



Foto: Ministerio de Defensa.

* Orlando Avendaño es el Editor en Jefe y columnista del PanAm Post. Periodista venezolano, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello con estudios de historia de Venezuela en la Fundación Rómulo Betancourt. También es autor del libro «Días de sumisión: cómo el sistema democrático venezolano perdió la batalla contra Fidel».

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