Las cárceles, centro de gravedad estratégico del conflicto interno ecuatoriano

Las cárceles, centro de gravedad estratégico del conflicto interno ecuatoriano
Publicado el: 15/01/2024
OPINIÓN | MSc. Crnl. Mario Pazmiño

Por La crisis de inseguridad del país y la declaratoria de conflicto armado interno por parte del presidente de la República obliga a realizar un análisis para ubicar el centro de gravedad estratégico. De esta manera, se determinará las fortalezas y las debilidades propias de los grupos de terrorismo urbano ligados al crimen organizado transnacional. Este análisis nos permitirá también diseñar escenarios y cursos de acción para golpearlos y proteger al Estado, la población y la infraestructura más importante.

Uno centro de gravedad es el lugar en donde se concentra la fuerza del adversario, en este caso las 23 organizaciones de terrorismo urbanas declaradas como tal por el Gobierno. El Estado debe concentra todo el poder de la fuerza pública a fin de neutralizar y/o destruir su centro de mando y control. El centro de gravedad de los diferentes grupos de terrorismo urbano son las cárceles donde, además, hay manejo de la economía ilegal que mantiene el aparato delictivo a nivel nacional.

Existen 35 centros de privación de libertad donde las 23 organización terroristas consolidan sus dominios en cada pabellón y desde donde se ejerce una gobernanza criminal. El control en cada recinto carcelario lo ejercen las organizaciones delictivas, gracias al nivel de penetración y corrupción en las instituciones estatales encargadas de su administración.

La economía ilegal financia las operaciones de terrorismo urbano, la compra de armas, munición y explosivos, el reclutamiento de nuevos adeptos por presión o simpatía. Estos dos elementos (cárceles y economía ilegal) constituyen el corazón del crimen organizado.


El centro de gravedad contiene también tres elementos sustanciales. El primero son los actores que son las 23 organizaciones terroristas que operan a nivel nacional en diferentes santuarios distribuidos en la mayoría de las provincias del país. Es desde ahí donde ejercen una gobernanza criminal, aterrorizando a la población.

El segundo elemento es la logística criminal, la cual se ha diversificado en diferentes actividades como el narcotráfico, el tráfico de armas, la minería ilegal, el lavado de dinero, entre las más importantes actividades delictivas.

El tercero son los mercados delictivos, los cuales generan recursos para sus actividades con la consecuente afectación al sistema financiero nacional, su población y al Estado. Estos mercados son: el secuestro, la extorsión (las vacunas), la toma de santuarios, el microtráfico, la trata de personas, el tráfico de armas, el tráfico de órganos, etc.

Las organizaciones terroristas operan bajo la modalidad de un holding con una subdivisión de trabajos, tareas, responsabilidades y sectores de empleo. La estructura delictiva se encarga de entrenarlos y equiparlos para cumplir sus actividades o misiones de ataque a la colectividad o instalaciones estatales sembrando el terror social.

El gobierno del presidente Noboa tiene que atacar directamente, con todo el poder del Estado, el centro de gravedad de la delincuencia organizada, retomando el control de las cárceles, desde donde se ordena las diferentes acciones de terrorismo urbano y cortando la economía ilegal que le brinda el oxígeno para seguir delinquiendo. La destrucción de ese punto neurálgico o del centro de comando y control de la delincuencia, reduciría sus capacidades y descabezaría el mando delictivo impidiendo cualquier tipo de reacción por parte de estas organizaciones.




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