El auto golpe en América Latina y su efecto dominó

El auto golpe en América Latina y su efecto dominó
Publicado el: 01/04/2019
Por: Crnl. Mario Pazmiño S.

La historia mundial está llena de estrategias políticas que emplean los gobiernos para perpetuarse en el poder. El eslogan de “servir al pueblo” se cambia por el de “servirse del pueblo” y a partir de ahí comienza su trabajo –y lo consiguen- de controlar todos los poderes del estado, convirtiéndose en gobiernos fascistas, de corte populista, en donde queda la sociedad anulada.

Estos gobiernos nacen de la ignorancia popular, de su falta de información y cultura política; de la inconformidad hacia los partidos políticos tradicionales y, de la necesidad social de un cambio radical en la estructura estatal.

América Latina tiene ejemplos muy claros, en estas últimas décadas, de estos presidentes, que vendieron los intereses nacionales a cambio de una consigna foránea y del enriquecimiento personal, así como el de sus servidores. Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Rafael Correa, Evo Morales, Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Daniel Ortega, Fidel Castro, Lula da Silva, son una muestra de cómo un gobierno puede destruir un país y su sociedad. Las estrategias del auto golpe vienen ya establecidas por el Foro de Sao Paulo y cuentan con el respaldo regional de organismos como la UNASUR, la ALBA y los gobiernos que se identifican con el socialismo del siglo XXI.

Para materializar el auto golpe fue necesario capitalizar las necesidades sociales y prometer una transformación del estado rompiendo las viejas estructuras de la llamada partidocracia, a la cual se le endosó (y se lo hará siempre) todas las equivocaciones. Acto seguido, utilizando la vía democrática y aprovechando de una sociedad insatisfecha, tomaron el poder, apoyándose en eslóganes como “La revolución es el cambio”, “La patria ya es de todos”, “Patria socialismo o muerte”, para convencer a los ciudadanos que eran parte de ese proceso. Luego cambiaron la constitución e hicieron una que les permitía perpetuarse en el poder, tomar el control de la legislatura, del poder judicial, de los organismos electorales, de la fiscalía y de la contraloría. En definitiva, pasar de una democracia a una dictadura cobijada bajo el velo de la supuesta lucha a favor de los más pobres.

El último paso para imponer este auto golpe es la destrucción de la Fuerza Pública (Fuerzas Armadas y Policía Nacional), a fin de evitar una reacción que ponga en peligro su permanencia dictatorial. Instaurado así el fascismo en el poder se aplicarán todos los mecanismos de terror y sometimiento a la sociedad que prometió defender.

Esta es la dictadura del socialismo del siglo XXI que aplican Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, hasta que el pueblo despierte de su letargo como ya paso en Argentina y Brasil y se extienda como reguero de pólvora en el resto del continente, reclamando la salida y juzgamientos de quienes traicionaron a su pueblo a cambio de su bienestar personal, partidista e ideológico.

El poder es efímero y más aún cuando se ha violado las libertades y derechos de la colectividad. América Latina está entrando en una nueva era de transformaciones político- sociales donde el susurro de libertad se transformó en un grito que recorre todo el continente exigiendo que los dictadores que utilizaron el auto golpe para mantenerse indefinidamente en el poder sean juzgados por vender y destruir su Patria.


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