Del narcotráfico al terrorismo: Ecuador en la mira de una nueva estrategia global
Publicado el: 26/01/2025OPINIÓN | Crnl. Mario Pazmiño. La decisión del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, de clasificar a los grupos de narcotráfico como organizaciones terroristas marcó un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado. Esta medida, que busca equiparar el narcotráfico con el terrorismo en términos legales y operativos, ha generado eco en la región, particularmente en países como Ecuador, donde 22 grupos criminales han sido identificados bajo esta categoría.
Aunque esta estrategia ofrece nuevas herramientas para combatir estas organizaciones, las implicaciones son profundas y abarcan aspectos legales, políticos, sociales y operativos.
Por un lado, la designación permite a los gobiernos endurecer sus acciones legales. Las autoridades pueden congelar activos financieros, confiscar propiedades y bloquear cuentas bancarias asociadas a estas redes criminales. Además, las sanciones internacionales dificultan la capacidad de estos grupos para operar transnacionalmente, limitando su acceso a recursos y redes globales. Sin embargo, este enfoque también plantea riesgos de incremento de la violencia y desafíos en la protección de los derechos civiles.
La categorización de estos grupos como terroristas facilita la cooperación internacional en múltiples niveles. Por ejemplo, Ecuador podría fortalecer sus lazos con países aliados, recibiendo asistencia técnica, inteligencia y apoyo para operaciones conjuntas. Además, organismos como la ONU o la Interpol podrían asumir un papel más activo en la persecución de estas organizaciones
En el plano nacional, esta política podría llevar a una reforma en el sistema judicial, endureciendo las penas para los integrantes de estas organizaciones.
Enfrentar estas estructuras también podría desencadenar represalias violentas contra las fuerzas del orden y los civiles, complicando aún más la situación.
La designación de estos grupos como terroristas también abre la puerta y facilita la extradición de sus miembros hacia los Estados Unidos. El tratado de extradición entre ambos países permite la transferencia de personas acusadas de delitos graves, y la clasificación como terroristas fortalece este marco.
Sin embargo, la extradición no está exenta de controversias. En Ecuador, las disposiciones constitucionales pueden limitar este proceso, especialmente en el caso de ciudadanos nacionales. Además, la oposición política y social podría obstaculizar estas acciones, mientras que las organizaciones criminales podrían intensificar sus actividades como represalia.
A pesar de estas complicaciones, la extradición reduciría la capacidad operativa de estos grupos y fortalecería la cooperación entre Ecuador y Estados Unidos en la lucha contra el crimen organizado.
El desafío para Ecuador y otros países de la región será encontrar un equilibrio entre el combate al crimen organizado y la protección de su sociedad. En este contexto, la decisión de Estados Unidos bajo la administración Trump nos permite recordar que las soluciones contundentes, aunque necesarias, deben ser aplicadas con cautela para evitar consecuencias imprevistas.
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