¡2021 sin apariencias!
Opinión | Por Luis Antonio Calderón Carrera
Muchas veces el populismo y la inmoralidad se han tomado la política en nuestro país, construyendo proyectos políticos a corto plazo, sin la participación ciudadana ni el impulso de la academia.
Las tarimas han sido el espacio adecuado para pregonar un doble discurso acompañado de expresiones llenas de falsedad, convirtiéndose en el arma de aquellos que buscan esconder un pasado oscuro y de tal manera cegar la carencia de valores éticos que los cobija.
Un pueblo digno no puede ser cómplice de esta humillante situación que menoscaba el futuro del Ecuador, este quebrantamiento de valores roba la esperanza de una sociedad que anhela mejores días, las emocionantes arengas escasas de realidad son una burla frente al sacrificio de ciudadanos honestos que luchan a diario por salir adelante junto a sus familias.
Se aproximan los comicios electorales y el panorama antes mencionado seguro tratará de brillar, ante esto debemos tener preparada una propuesta, para que los nuevos aspirantes al sillón de Carondelet lleguen con ideas originales, sin apariencias, mostrando su verdadera esencia.
Los ecuatorianos no podemos caer nuevamente en las trampas de los expertos ya conocidos, descubramos la sinceridad de las personas que se acercan con sus ofrecimientos mirándoles fijamente a los ojos, investiguemos su trayectoria esperando que no existan solo nociones teóricas, sino que estas hayan marchado junto a las sociedades en algún momento.
Es tiempo que no manden los dueños de los partidos, los oportunistas, los asesores; y sobre todo las apariencias, los candidatos deben ser quienes decidan con el corazón y la mente.
Los jóvenes esperamos un escenario electoral con políticos cuya vocación sea el servicio, no necesitamos los amantes de las cámaras, buscamos patriotas para un juego limpio.
* Estudiante de la Facultad de Jurisprudencia de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Muchas veces el populismo y la inmoralidad se han tomado la política en nuestro país, construyendo proyectos políticos a corto plazo, sin la participación ciudadana ni el impulso de la academia.
Las tarimas han sido el espacio adecuado para pregonar un doble discurso acompañado de expresiones llenas de falsedad, convirtiéndose en el arma de aquellos que buscan esconder un pasado oscuro y de tal manera cegar la carencia de valores éticos que los cobija.
Un pueblo digno no puede ser cómplice de esta humillante situación que menoscaba el futuro del Ecuador, este quebrantamiento de valores roba la esperanza de una sociedad que anhela mejores días, las emocionantes arengas escasas de realidad son una burla frente al sacrificio de ciudadanos honestos que luchan a diario por salir adelante junto a sus familias.
Se aproximan los comicios electorales y el panorama antes mencionado seguro tratará de brillar, ante esto debemos tener preparada una propuesta, para que los nuevos aspirantes al sillón de Carondelet lleguen con ideas originales, sin apariencias, mostrando su verdadera esencia.
Los ecuatorianos no podemos caer nuevamente en las trampas de los expertos ya conocidos, descubramos la sinceridad de las personas que se acercan con sus ofrecimientos mirándoles fijamente a los ojos, investiguemos su trayectoria esperando que no existan solo nociones teóricas, sino que estas hayan marchado junto a las sociedades en algún momento.
Es tiempo que no manden los dueños de los partidos, los oportunistas, los asesores; y sobre todo las apariencias, los candidatos deben ser quienes decidan con el corazón y la mente.
Los jóvenes esperamos un escenario electoral con políticos cuya vocación sea el servicio, no necesitamos los amantes de las cámaras, buscamos patriotas para un juego limpio.
* Estudiante de la Facultad de Jurisprudencia de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador
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