El 30S se juzga en combo

El 30S se juzga en combo
Publicado el: 07/10/2012
Luego de dos años, los hechos del 30 de septiembre de 2010 revivieron. La audiencia de juzgamiento a 14 personas acusadas de rebelión refrescó la memoria de los actores. En los tres primeros días de audiencia, todos los recuerdos vinieron de la boca del Gobierno.

El show se montó desde el miércoles. A las 07:50, el auditorio del palacio de Justicia, en Quito, se llenó de policías. Quince uniformados de la escolta judicial, 30 integrantes de la Compañía de Mantenimiento del Orden (CMO), un escuadrón antibombas del GIR y un can amaestrado esculcaron las instalaciones (...). Todos restringieron el paso, cerraron una calle y obligaron a los empleados del palacio a buscar entradas alternativas.

El presidente Rafael Correa era el motivo del alboroto. La Fiscalía lo llamó como testigo pero, pese a todo el blindaje, el protagonista del 30S nunca llegó. El primer mandatario era parte de un grupo de 247 testigos convocados para la maratónica jornada.

Él no fue el único que incumplió con la notificación judicial. 60 personas tampoco llegaron, desarmando las estrategias de los abogados y el fiscal Galiano Balcázar.

Aunque la estrella no llegó, sí estuvieron presentes varios actores secundarios. Asambleístas, ministros, secretarios, peritos y policías dijeron presente al inicio de la audiencia. Eran las 09:33.

Minutos antes, Miriam Escobar, presidenta del Tribunal Segundo de Garantías Penales, dio instrucciones desde su silla de autoridad: la sesión se extendería por ocho horas con una de receso, de 13:00 a 14:00. Santiago Villacrés, secretario del Tribunal, terminó la lista de instrucciones recordando que es obligatorio mantener silencio, no usar teléfonos celulares, respetar a la autoridad y no ingresar alimentos. Las pancartas, barras, filmaciones, fotografías y menores de edad también fueron vetados.

Con trece acusados y sus enternados abogados inició el proceso. Un acusado faltó por enfermedad. El secretario particular de la Presidencia, Gustavo Jalkh, cuestionó la excusa y dijo que estas dilataciones son las que hicieron que la audiencia se suspenda cuatro veces antes y que aún no haya castigados por las acciones contra Rafael Correa.

Con los testigos ocupando la mayoría de los 224 asientos del auditorio, la audiencia parecía empezar a las 10:05. Escobar, sin embargo, pidió a los declarantes que vayan a una sala de espera adjunta. El traslado tomó 37 minutos.

Tras esto, el ritual típico de la audiencia empezó. Todos de pie para la entrada de las autoridades. Se sentaron cuando los tres miembros del Tribunal también lo hicieron, el secretario leyó una interminable cantidad de documentos que daban aval al proceso y la presidenta dio la palabra a Balcázar para que explicara su teoría del caso.

Balcázar combinó tiempos verbales y adjetivos en su presentación. Entre acusaciones a los 14 demandados destacó el nombre de Paola Mafla. Ella, según el fiscal, fue la voz que incentivó a los rebeldes a través de los comunicadores de la Policía Nacional.

Entre el público, dos mujeres fruncieron el ceño ante esas declaraciones. Eran Ana Lucía Mafla y Elba Cevallos, tía y abuela de la acusada. Ellas viajaron desde Ibarra para apoyar a su familiar. Dejaron la casa botada, dijeron. "Pero valdrá la pena si al final se hace justicia". Elba tiene 89 años y sus dificultades para caminar, pese al bastón que usa, fueron evidentes.

Enseguida llegó el momento de los abogados. Cada uno tuvo menos de diez minutos para presentar su teoría del caso. Algunos, más elocuentes que otros, defendían a sus clientes y pedían que la justicia no decida en combo, sino que juzgue individualmente.

Otros defensores fueron más osados y ofrecieron probar no solo la inocencia de los demandados sino, también, mostrar que la Fiscalía está pasando facturas a los uniformados que se negaron a dar nombres de otros involucrados.

La argumentación de los abogados duró dos horas. Luego de un receso inició la etapa de pruebas y a continuación el testimonio de Gustavo Jalkh. Sin un aporte significativo del exministro de Gobierno terminó el primero de muchos días que tendrá la audiencia.

El segundo día fue, hasta el momento, el más romántico. Los testimonios de Ricardo Patiño e Irina Cabezas sirvieron, entre otras cosas, para ensalzar al presidente.

A las 09:15, Patiño narró con detalle su jornada heroica. Desde que escuchó la noticia de los disturbios en el Regimiento Quito hasta que salió ensangrentado del lugar. Para poner énfasis, utilizó la misma camisa que vestía el 30 de septiembre de 2010. Era su manera de decir que "sí recuerda todo lo que sucedió".

La historia prosiguió, el canciller corrió a Carondelet y encontró a Correa a punto de salir al centro policial. Se ofreció para acompañarlo y el presidente dijo que no.

Entonces se reunió con varios ministros y el alto mando policial para seguir los sucesos. En su apasionada narración dijo que él insistió para ir al rescate de su máximo líder. Le dijeron que era peligroso, que no era prudente que alguien fuera al lugar. No le importó. Cargado con una actitud propia de héroe de película de acción, y su equipo de seguridad, salió al rescate.

En el camino se unieron simpatizantes y asambleístas. César Rodríguez, por ejemplo, encabezó la cruzada. Rodríguez deberá testificar en los próximos días pero, seguramente, su discurso no será tan afectivo como el del canciller porque ahora forma parte de la oposición.

Patiño continuó su narración. Contó cómo usó la fuerza para pasar entre los enardecidos policías hasta llegar al hospital donde estaba Correa.

En el camino recibió insultos, empujones y hasta golpes. Al final de la jornada tenía el ojo derecho lastimado por un cono de tránsito y la cabeza rota por dos golpes de tolete.

Nada importaba, Patiño hizo lo necesario para llegar a la habitación de Correa solo para salir tiempo después. Durante su entrada y salida del Hospital de la Policía pudo observar a cinco de los acusados. Álex López, Esteban Solano, Pedro Angulo, Fausto Iza y Fabricio Fuentes fueron señalados con el dedo y una mirada que daba cuenta de odio.

A Fuentes no le gustó la acusación. Pidió la palabra a la jueza Escobar porque tenía "algo que decirle al ministro". No se le permitió hablar. Poco importó la orden del Tribunal y Fuentes se puso de pie. Dijo que Patiño mentía, que nunca se vieron y que solo repite lo que otros dijeron.

Marco Terán, abogado de Fuentes, tuvo que tranquilizarlo mientras el secretario del Tribunal advertía de las multas que existen si se causa desorden.

El intercambio de miradas puso fin a la intervención del canciller y marcó el inicio de las preguntas de las partes. El fiscal pidió que se repitan ciertos sucesos como esperando que Patiño sea, aún, más dramático.

Los abogados de la defensa tuvieron una misión más compleja. El bloque no solo tenía que batallar con los errores y preguntas mal formuladas de algunos jurisconsultos sino, también, con la constante interrupción de Balcázar. Objeción se convirtió en la palabra que precedía a cada respuesta del ministro de Relaciones Exteriores. Hugo Espín, abogado de Álex López, fue el único que desarmó la estrategia de Patiño.

Según su versión, él averiguó los nombres de los involucrados semanas después, cuando junto a su seguridad personal revisó los vídeos del suceso. Espín preguntó si a más de las versiones de sus guardias confirmó la información en una base de datos. Patiño soltó un tímido no.

Marco Terán también puso en líos al testigo cuando le preguntó calles exactas por donde entró al hospital y al Regimiento.

Patiño adujo que como guayaquileño no conoce las calles de la ciudad donde trabaja.

La tarde del jueves y la jornada del viernes no trascendieron. Las declaraciones de Irina Cabezas, Freddy Martínez y los vídeos del perito Ney Bravo fueron tan tibias que ni público tuvieron.

Para el viernes solo había 18 personas en el auditorio y menos de 30 policías. La prensa tampoco estuvo presente.

De las declaraciones de Cabezas y Martínez puede rescatarse que ninguno reconoció a alguno de los acusados de rebelión.

La jornada épica continuará mañana y, según dicen los entendidos en la materia, un par de semanas más.

En ese tiempo llegarán los testigos de la parte acusadora y, con ellos, otra mirada del día que volteó el mundo de PAIS.

Javier Montenegro Fernández

Foto:El canciller Ricardo Patiño asistió dos días de audiencia con la misma camisa que utilizó el 30 de septiembre de 2010.
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