Carlos Sánchez Berzaín: Si Luisa González llegaba al poder tenía la meta de dar impunidad a Correa y restaurar el narcoestado
Publicado el: 16/04/2025El reciente triunfo electoral del presidente Daniel Noboa ha sido celebrado como una victoria clave para la democracia en Ecuador y un mensaje claro al resto de América Latina: los pueblos están decididos a defender su libertad frente al avance del crimen organizado y los regímenes autoritarios. En una segunda vuelta decisiva, Noboa derrotó al correísmo, considerado por analistas como el principal brazo del eje castrochavista en el país.
Carlos Sánchez Berzaín, director del Instituto Interamericano para la Democracia, en entrevista con periodista peruano, señaló que este proceso electoral representó mucho más que una simple contienda entre partidos. “Fue una confrontación entre la libertad del pueblo ecuatoriano y el intento del socialismo del siglo XXI de retomar el poder para garantizar impunidad y restaurar el narcoestado”, afirmó el constitucionalista boliviano.
Durante el régimen de Rafael Correa, Ecuador vivió una década de creciente autoritarismo, marcada por la persecución de medios de comunicación, el exilio de opositores y la expulsión de agencias internacionales como la DEA. Según Sánchez Berzaín, la tarea ahora es consolidar el retorno democrático comenzado por el expresidente Lenín Moreno y profundizarlo bajo el liderazgo de Noboa. “La transición a la democracia no ha concluido. Es necesario desmontar las leyes heredadas del régimen correísta y garantizar que las sentencias judiciales contra sus líderes se cumplan”, indicó.
Una de las prioridades del nuevo gobierno será reformar la Constitución de Montecristi, redactada bajo la administración de Correa, la cual contiene disposiciones que impiden acuerdos internacionales clave para la lucha contra el narcotráfico. El cierre de la base antidrogas de Manta es uno de los ejemplos más citados de cómo el correísmo debilitó la cooperación internacional en materia de seguridad.
La victoria de Noboa también tiene impacto regional. En un año cargado de elecciones en Latinoamérica —incluyendo Bolivia, Chile y Honduras— el caso ecuatoriano se perfila como ejemplo de resistencia democrática frente a regímenes autoritarios. “Este resultado envía un mensaje poderoso a los pueblos que aún luchan por liberarse del control del socialismo del siglo XXI”, concluyó Sánchez Berzaín.
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