Habrá Maruri solo hasta el 2011

Habrá Maruri solo hasta el 2011
Publicado el: 13/12/2010
La revista Latin Finance lo resalta como el único ecuatoriano entre los 25 empresarios latinoamericanos actos para asumir posiciones importantes y de gran influencia en los próximos diez años. Político (fundó el Partido UNO, del que sigue siendo miembro), deportista, elegante, vanidoso y economista de la Eastern Michigan University, con un posgrado en Comunicación en Berkeley y un certificado de estudios avanzados en Mercadeo en la prestigiosa Harvard. Así es el presidente del Barcelona Sporting Club, el equipo de fútbol más popular del Ecuador, del que dice abandonará en el 2011 para regresar a su oficio: las relaciones públicas y el marketing.

Has logrado que vengan a Guayaquil Rigoberta Menchú, Bill Clinton, George Bush padre, Mijail Gorbachov. ¿Qué te atrae de estas personalidades?

Fue un modelo de negocio buscar conferenciantes de alto nivel. Que vengan a enseñar, a compartir sus experiencias. Clinton fue el primero. Me di cuenta que la gente estaba dispuesta a pagar por escuchar a gente como él. Vino en 2002, y me permitió decirme: ‘Aquí hay un mercado’. La gente quería escuchar en vivo a estas personas que solo veía en la televisión. Me gané una reputación, porque conferenciantes de su talla no vienen si no encuentran una contraparte seria.

¿Cómo nació la idea?

Recuerdo que hacía un viaje interno en EE.UU., leí que Clinton se iba a dedicar a dar conferencias. Entonces envié un mail a su representante. Le expuse mi idea, y año y medio después vino.

¿Cuál fue el último que trajiste?

George Bush papá.

¿Y el próximo?

Al Gore viene para marzo, a una cumbre de medio ambiente.

De todos los que has traído a Guayaquil, ¿cuál te impactó más? ¿Por qué?

Cada cual tiene lo suyo. Me sorprendió el carisma de Clinton. Es elocuente e inteligente, pero nada como la sencillez de Bush.

¿Te pareció sencillo?

Sí, por su forma de ser. A mí me dijo, estando en la mesa: ‘¿Qué estás comiendo? ¡Dame un poquito de probar!’. Y me arrebató algo de mi comida.

Ladrón...

(Risas) Fue muy gentil. Se despidió de mano de cada uno de los saloneros del Club de La Unión. Después me envió una carta de agradecimiento. Aquí la tengo.

Fuiste de la selección ecuatoriana de béisbol, ¿cómo fue eso?

Jugué béisbol desde los 7 años hasta los 33. Fui seleccionado infantil, juvenil y de mayores.

¿Por qué esa afición?

Mi abuelo me inculcó el béisbol. Jugaba en las calles con mi hermano y con mis primos, en el centro. Yo vivía de chico en Escobedo y 9 de Octubre. Quebramos todos los vidrios que te puedas imaginar. Me tocó defender a mi país varias veces hasta los 30, en los Panamericanos. Quedamos cuartos o quintos, no recuerdo.

En realidad tu pasión era el béisbol...

El béisbol me dio muchos amigos. Conocí mucha gente y viajé por muchos países. Me llevó a ser el mejor deportista en el colegio. Mi sueño era llegar a las Grandes Ligas. Pero cuando terminé la secundaria, en el Liceo Naval, tenía que escoger: jugar béisbol profesional o ir a la universidad. Mi padre me dijo: ‘Estudia’. Después jugué softbol, hasta hace un par de años. Ahora con Barcelona no tengo tiempo.

¿Y el fútbol?

Eso es otra cosa. El fútbol es el deporte, sin duda, que más adeptos tiene en el mundo y también el que más pasión genera. Y eso te trae buenos amigos, pero también antipatías.

Es lo que no entiendo del fútbol. Nunca he visto una bronca después de un partido de volei o de baloncesto, pero en fútbol... Dios santo, hay que esconderse.

Mi teoría es que es un deporte muy fácil de jugar y de entender. Y cualquier chico con una pelota de trapo en la calle puede hacerlo. Otros deportes son más difíciles. No son, por eso, tan populares. El fútbol tiene una trascendencia social. Desde el más rico hasta el más pobre puede jugarlo, se identifica con él. Eso genera pasión.

Realmente has sido más pelotero que futbolista...

De chico jugaba fútbol. Era el arquero del colegio. En el béisbol hice carrera hasta grande.

Eso se prestaría para que tus enemigos digan: ‘De razón’.

Para nada. Cuando me escogieron como presidente del Barcelona no lo hicieron pensando en si había sido futbolista o no, sino en si era alguien que podía liderar un proceso de cambio.

¿No se necesitaba saber o conocer algo de fútbol?

¿Acaso quien juega es el presidente del club? La FIFA ha tenido presidentes que nunca jugaron fútbol. Joao Havelange fue un gran presidente de la FIFA.

¿Y crees que has liderado al Barcelona?

Cuando recibí el equipo había juicios laborales y demandas de jugadores. La situación la comparo con una fiesta. Todos están invitados, todos quieren celebrar. Pero llego a la casa, y no hay agua, ni energía. Unos jueces me dicen que se la van a llevar: embargan el estadio y me dan orden de arraigo: tengo una demanda de un incidente que hubo en el 2007 por la muerte de un niño en el estadio. Además, lidio con lo deportivo, que es lo único que le importa a la gente. Esta da por sentado que la cancha está regada y que los jugadores se van a presentar.

Pero es, digamos, la situación de todo dirigente deportivo...

Acá la cosa fue diferente. Yo me la pasé arreglando todo para que la gente venga a la fiesta. Que la luz encienda, que el agua corra. ¿A qué fiesta iban a venir si no hay casa, si se están cayendo los pilares? Me tocó hacer eso, y eso tiene un costo alto porque tuve que redirigir recursos.

Te tocó bailar con la más fea...

Un dirigente responsable arrea los problemas de fondo. Soy el dirigente que más ha durado en los últimos diez o quince años. ¿Por qué? Porque hice lo que otros no han hecho. ¿Qué hacían? Llegaban, cogían los recursos, contrataban jugadores, no pagaban deudas. Si llegaban a ser campeones, perfecto. Si no, se iban. Logré sanear 100 por ciento muchas cosas. No es que estemos en cero deudas, pero las cosas importantes están arregladas. Están firmadas todas las deudas del 2000, todas las deudas de agua del año 2000 están canceladas.

¿Del 2000?

Eran millones de dólares: del arreglo de la cancha, de las suites. Deudas con jugadores que tenían demandado al club, embargo del estadio.

¿Por qué es tan difícil dirigir un equipo como el Barcelona?

Porque tiene muchos actores. Uno está aquí como presidente, pero tiene que liderar un directorio, cada uno con sus pasiones y motivaciones. Toca conciliar intereses de la prensa, hinchada, jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, autoridades, árbitros. Hay mucha gente y encima todos con mucha pasión.

Sobre todo la prensa...

Hay periodistas que son hinchas. Algunos son profesionales, otros no. En el momento en que escriben o hablan puede más su calidad de hinchas.

A Carlos Víctor Morales, el periodista, ustedes le prohibieron la entrada al estadio. ¿No fue exagerado eso?

Creo que fue un error, fue una medida extrema ante una frustración de un directorio entero que no sabía a dónde acudir para que se deje de injuriar. Por poco lo demandan, pero eso hubiera sido peor. Realmente fue un momento de frustración de todo un directorio. Es un club privado, pero finalmente es como cualquier club. No voy a justificar, pero creo que fue un error. Créame que hubo todas instancias para hablar, pero el periodista no quiso.

¿El problema fue superado?

Por mi parte sí.

¿No era más tranquilo estar en la Cámara de Comercio?

Pero ha sido una etapa única y alguien tenía que hacerla. Siento que he aprendido y crecido como persona. Si esta experiencia la aprovechas para crecer, entonces es una etapa buena. He aprendido que no puedes controlarlo todo. En otras cosas que he hecho uno controla el resultado, en el fútbol no. Mira a Mourinho en el Real Madrid. Con el mejor equipo del mundo y lo golean cinco a cero. Entonces lo quieren matar.

Como a ti...

El fútbol es así (esta entrevista se realizó antes del partido de ayer frente al Quito). Aprendes que el resultado no depende del presidente, y sin embargo la popularidad se juega cada domingo. Cuando en un estadio te gritan cosas, entiendes que es el momento. Aprendí a no tomar en serio ni los agravios ni los elogios, porque te quieren y te odian. El fútbol genera esa pasión.

¿Y eso sirve de algo?

Creo que sí. Creo que una persona, en general, en cualquier campo de la vida, que no se toma muy en serio los halagos y las críticas al final va a tener una buena estructura mental para seguir con su convicción.

Lo dicen desde las amas de casa hasta los taxistas: los dirigentes utilizan al Barcelona como trampolín político...

Si tú analizas fríamente los hechos yo antes de ser presidente de Barcelona fui político. Fui elegido con la segunda mayor votación en la provincia del Guayas: más gente votó por mí que por Alianza PAIS. Fui un político hecho antes, no necesitaba del Barcelona para hacer política.

¿Pero Barcelona es un trampolín político?

No conozco un presidente de Barcelona que después haya sido elegido alcalde de Guayaquil. Quien piense así hace una mala lectura. Por el contrario, yo dije: ‘Después de Barcelona, más bien estoy de salida de la política’.

O sea, ¿no más política?

Después de Barcelona lo que seguramente sucederá es que regresaré a mi trabajo, a mi oficina, a recargar energías porque uno se desgasta físicamente. Tengo más arrugas, más canas. Físicamente ha sido desgastante. Tengo una hernia discal, estuve internado y me dicen que eso es por la presión y el estrés acumulados.

¿Crees que la gente ha sido injusta contigo?

Para nada. Cuando estás en la vida pública uno no puede esperar halagos.

Talvez lo que le duele a la gente es que Barcelona fue un equipo grande, y extraña esa grandeza.

Claro, la gloria. Son 13 años que no logramos quedar campeones. Si esa frustración se canaliza en contra de los jugadores, del técnico, de su presidente, simplemente están trayendo más negatividad. Hay mucha prensa negativa, mucho hincha negativo, ex dirigentes negativos. En lugar de apoyar, critican. En vez de sumar, restan. Eso hace más complejo salir del punto.

¿Qué ha sido lo más desagradable en estos tres años?

El sentirte traicionado por tus propios colegas dirigentes, por quienes creía eran mis amigos.

¿Por qué habrían, como se dice popularmente, pelado el cobre?

Porque no tenían la misma estructura en valores y principios.

¿Eso solo te ha pasado en el Barcelona?

Sí, solo aquí.

El año entrante son las elecciones para presidente del club. ¿Vas a candidatizarte de nuevo?

No. Descartado.

¿Por qué?

Uno no debe creerse el cargo. Seré presidente hasta el 2011, después no más.

¿Te vas resentido con alguien?

Resentido, no. Decepcionado con la gente que me falló, pero no me llevo experiencias negativas.

¿Habrá relevo? ¿Si hay gente con liderazgo para asumir el cargo?

Ojalá.

Y la pregunta que las mujeres no quieren oír, ¿cuándo es que te vas a casar?

(Risas) Muy pronto talvez.

¿Se puede saber quién es?

Es una guayaquileña que vive en Italia. Hasta ahí no más te puedo decir.

Lo más desagradable es sentirte traicionado por quienes creías tus amigos. Creo que les faltaron principios. Ahora estoy más canoso, con más arrugas y estresado. Descartado: en 2011 no voy más como presidente. Muy pronto, talvez, me case”.


Foto: Expreso
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