Pedro Delgado es uno de los hombres fuertes del gobierno de Rafael Correa

La hoja de vida de Pedro Delgado Campaña lo hace, sin duda, aparecer con la imagen de un gran ejecutivo que ha cumplido el sueño americano. Desde 2002 se presenta como socio y consultor jefe del grupo America Integrare Consulting Group Corp y Consulmax, en la ciudad de Miami.

Su oficina está ubicada en el exclusivo sector de Sunny Isles Beach, de altos edificios y cercano a esos centros de diversión que aparecen en los programas de televisión. Dice su currículum que es un ejecutivo de experiencia en las agencias reguladoras en Estados Unidos, América Latina y el Caribe. Que ha trabajado en el control y asesoramiento de las instituciones financieras. Que ha sido parte de varios proyectos internacionales con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

Destaca haber trabajado en China, en proyectos de eficiencia energética. En bancos de República Dominicana. Como consultor externo del Banco Centroamericano de Integración Económica de Honduras. En el Fondo de Vivienda Popular de El Salvador. En la Cooperativa de Desarrollo de los Pueblos en el Ecuador.

Lo que no cuenta su currículum es que Delgado es un hombre dividido por los acontecimientos. León Roldós lo recuerda porque fue uno de los protagonistas de la crisis bancaria. Se desempeñó como gerente de crédito de la Corporación Financiera Nacional (CFN). Fue artífice de la emisión del decreto ejecutivo 1492, que flexibilizó las circunstancias de aceptación de los certificados de depósito reprogramados (CDR), como forma de pago de deudas de los clientes con la banca.

Compañías y personas naturales, que estaban endeudadas con los bancos, lograron utilizar sus fondos congelados y negociaron con descuento esos certificados de otros tenedores y así licuaron sus deudas. Además la CFN decidió que podía adquirir esos papeles a su valor nominal cuando en el mercado se compraba con un 40% de descuento.

Luego se desempeñó como intendente nacional de Instituciones Financieras de la Superintendencia de Bancos. Llegó a ese cargo de la mano de Juan Falconí Puig. Tenía poder, porque era la cuarta autoridad de la institución. Él recomendó la fusión de Filanbanco y La Previsora.

Fue entonces enjuiciado penalmente por Nicolás Landes, su antiguo jefe (entre 1985-1989) del entonces Banco Popular. Su ex abogado, Carlos Bravo, que fue gerente de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD), recuerda que en los complejos procesos que Delgado debía sortear, dos documentos fueron cambiados en su contenido y eso provocó el juicio que desembocó en una orden de prisión y el autoexilio en Miami.

El presidente Rafael Correa conoció a su primo segundo, Pedro Delgado, cuando fueron maestros en la Universidad San Francisco. Con el triunfo de la revolución ciudadana, Delgado se convirtió en asesor de Carondelet y uno de los pocos que, hasta el momento, hablan al oído al Mandatario.

En 2007 Rafael Correa nombró al economista Eduardo Valencia como presidente de la CFN. León Roldós recuerda que él elaboró un detalle de las irregularidades de lo que fue el uso de certificados de depósito en el período en que Delgado fue funcionario.

El documento llegó a la Presidencia de la República y la Fiscalía y fue olvidado en los archivadores del Estado. Decepcionado, Valencia abandonó la revolución ciudadana y nunca habló de las condiciones de su salida.

Desde 2007 su poder e influencia se hicieron notar. Su esposa Verónica Endara fue nombrada cónsul en Miami. Tiempo después ubicó a su cuñado, Francisco Endara, como jefe de informática de la AGD y luego secretario del Fideicomiso AGD No Más Impunidad.

En 2008 fue identificado en hechos reñidos con lo políticamente correcto. El entonces presidente del Pacific National Bank (PNB) en Miami, Carl Wolf, inició una demanda contra esa entidad en la Corte de Miami. De acuerdo al juicio, que está disponible e Internet, el PNB despidió a Wolf porque este se negó a recibir un sueldo por debajo de la mesa, contratar un conocido desfalcador ecuatoriano, “lo que significaba la intención de volver al viejo modo de hacer negocios”, dice el juicio, y negarse a reabrir cientos de cuentas que no cumplían con las regulaciones de Estados Unidos.

El Miami Herald siguió el caso y contó en una historia que Wolf ordenó el cierre, entre 2007 y 2008, de 4.600 de las 11.000 cuentas del banco en Estados Unidos, debido a que no cumplían con las regulaciones contra el lavado de activos. Dice el diario que Wolf sostuvo que “recibió presiones de Pedro Delgado Campana, miembro de la junta directiva del Banco Central del Ecuador y pariente de Correa, para poner en marcha un plan que incluía la reapertura de las cuentas”, en que constaba la de Cassia Delgado, familiar del Presidente.

“Al señor Wolf ni siquiera lo conozco, ni he hablado con él -dijo Pedro Delgado a EXPRESO- la gente del Pacífico lo separó por alguna razón y en eso yo no tuve nada que ver”. Según Delgado, este caso lo publicaron hace más de un año, con denuncias de Wolf de que supuestamente hubo presión para que no cierren unas cuentas. “Pero en realidad nadie le ha dicho, ni comentado nada sobre eso -agrega- y mucho menos yo que no tengo ninguna relación con el Banco del Pacífico”. Para Pedro Delgado, eso ya fue aclarado en su debido momento e incluso el Banco del Pacífico inició las acciones legales correspondientes en contra de Carl Wolf.

Pero en la demanda se asegura que “entre las cuentas cerradas se encontraba la de Cassia Delgado, quien fue secretaria privada del Jefe de Estado, entre el 2007 y el 2008”. Grandes cantidades de dinero fueron transferidas desde y hacia la cuenta de Cassia Delgado, asegura la querella, aunque no señala nada concluyente sobre el origen o destino de esos fondos.

“Si este plan no se cumplía, alega la denuncia, la gerencia de Miami sería despedida’’, dijo el Herald. “Gary Costales, abogado de Wolf, explicó en la demanda que su cliente tomó la decisión de cerrar la cuenta “porque los depósitos eran sospechosos, dado que excedían notoriamente los ingresos reportados por Delgado, y Delgado se negó a reportar el origen de los fondos’’.

Su nombre pasó inadvertido y en el sector oficial aún mantenía la imagen del hombre que enfrentaría el poder de los hermanos Roberto y William Isaías, prófugos de la justicia por la quiebra de Filanbanco, radicados en Miami desde el año 2000.

El sábado 21 de septiembre de 2008, el presidente de la República contó que su primo se reunió con ellos. “Nada se pierde con escuchar, Pedro vive en Miami y sabe lo que pasó, Roberto Isaías consiguió el número de teléfono, lo contactó y le dijo quiero reunirme. Pedro me llamó y yo le dije ‘bueno, escúchales’ y se reunió”. Eso contó el Mandatario.

“Fue un punto de quiebre porque Pedro nunca volvió a ser el mismo, antes de esa reunión estaba prestó a colaborar en el proceso de cierre, pero algo pasó en esa reunión”, refiere una alta funcionaria, relacionada al proceso de cierre de la banca quebrada.

“Era la novedad, cómo es que el asesor del Presidente de la República se reúne con los prófugos, creo firmemente que Delgado ha sido uno de los que más empujó para la condonación de la deuda de los Isaías”, dijo un alto ex funcionario de la Agencia de Garantía de Depósitos. Esto generó una danza de cifras. La propia superintendenta de Bancos, Gloria Sabando, aseguró que la deuda del grupo Isaías era de 1.055 millones de dólares.

El ex gerente de la AGD, Carlos Bravo, quien incautó más de 200 empresas de ese grupo, ubicó la cifra en 1.940 millones. Luego la Junta Bancaria emitió su propio valor: las pérdidas atribuibles a la administración privada de Filanbanco S.A. ascienden a 604,6 millones, dijo en un comunicado en diciembre de 2009. Finalmente, el 31 de diciembre de ese mismo año, el directorio de la AGD fijó en 776,8 millones de dólares la deuda de los ex accionistas de Filanbanco.

Algunos creen que Delgado mantiene afinidad con Soad Manssur, delegada del Ejecutivo en la Junta Bancaria y quien ha sido relacionada con el grupo Isaías. Incluso, en marzo de 2009, él fue quien presentó, en la Junta Bancaria, el primer informe para analizar y aprobar la resolución 1269, que inmediatamente fue tomada por Manssur y, al final, aprobada por el organismo.

La resolución permitió que los deudores de créditos vinculados de la banca cerrada puedan pagar el 100% de su capital, exonerándolos del pago de intereses y costas judiciales. Entre otros, fue beneficiado uno de los hermanos de Manssur, quien tenía una deuda con Filanbanco.

El Mandatario ha sido informado de este tema y siempre ha respaldado a su primo. “Pedro no es corrupto”, ha dicho en más de una ocasión a los funcionarios de control. Esa confianza se concretó el 6 de marzo de 2009 cuando el Presidente emitió el decreto No. 1598, que lo designó su delegado ante el Consejo Temporal de Liquidación de los bancos del Azuay, Bancomex, Banco de Crédito, Finagro, Banco Popular, Banco de Préstamos, Banco del Progreso, Solbanco, Banco del Tungurahua y Banco Unión.

El 19 de ese mismo mes se constituyó el fideicomiso AGD CFN No Más Impunidad, con el objetivo de vender las 165 empresas incautadas. Delgado, en su momento, aseguró que 51 eran productivas y 71 de papel. Al momento de la incautación la valoración de los bienes ascendía a 535 millones de dólares, según un informe presentado al presidente Correa en julio de 2009.

Nada se ha logrado vender y a 2010 muchos bienes, por demás productivos, no han sido valorados.

Pero el poder de Delgado parece ir más allá del fideicomiso. Una carta del viceministro de Recursos Naturales no Renovables, Carlos Pareja Yannuzzelli, de septiembre de este año, deja en evidencia, que se preocupa hasta de temas petroleros como daciones en pago del bloque petrolero que fue manejado por Canadá Grande.

Delgado nuevamente encabezó una polémica el pasado 17 de diciembre, cuando, como representante del la Unidad de Gestión y Ejecución de Derecho Público del Fideicomiso No Más Impunidad, avaló la acción del juzgado de Coactivas que embargó los bienes de la revista Vanguardia. (CZR)
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