En defensa del burro

No estoy de acuerdo que se haya utilizado al burrito sabanero, que siempre fue camino de Belén, para desviarlo camino al CNE. Y mucho menos que hayan pretendido enrumbarlo camino a la Asamblea. No es lo suyo. El burro es un animal de trabajo y si hacemos cuentas objetivas, el trabajo de los Honorables ha resultado infructuoso durante todo este tiempo, porque el que se ha sacado el aire pensando las leyes, aprobándolas y ejecutándolas ha sido Rafael. Nadie puede quitarle ese mérito, es el mejor legislador que tenemos, así sus leyes nos dejen más fregados. El punto es que la Asamblea ya no pinta nada en estos tiempos modernos, como bien filosofó esta semana Galo Mora, para quien la separación de poderes pensada por Montesquieu ha pasado tanto de moda, igualito a las canciones de Pueblo Nuevo.

Volviendo al burro, no sé por qué lo catalogan como tonto. Si se moja en los aguaceros es porque le conviene, como les conviene a muchos simpatizantes aguantarse las aguas cuando habla el compañerito en las tarimas. En el fondo eso es una estrategia. Una de las claúsulas no escritas que todos siguen, porque así funcionan las reglas de la política. hoy por ti, mañana por mí. Eso se respeta.

Nada haría un burro en la Asamblea porque es un animal de carga. Y a la asamblea van gentes pensantes, porque piensan mucho en su futuro, en como les va a cambiar la vida una vez que reciban ese botoncito en la leva que los identifica como padres de la patria, como honorables legisladores que se pasan el tiempo aprobando resoluciones sin sentido -lo dijo Rafael, no yo- remarcando la historia para decir que el Che murió estando vivo, y otras zarandajas.

El burro, sepan ustedes, está para cosas grandes. Para Cervantes fue fundamental, sino en que montaba el gordo Sancho y a quién le ladraban los perros, que tanto mencionan los políticos y artistas. Platero es otra estrella y no porque le guste la plata, sino porque su historia puso sentimentales a muchos niñitos, me incluyo, que después de leer su historia, quisimos tener una mascota así en la sala y no nos dejaron. Snif.

Así que se equivocaron. Si querían sacar del reino animal figuras acordes a los movimientos de la Asamblea, pudieron conseguirse un águila, porque he escuchado entre pasillos calificarse con orgullo unos a otros así. Llevar gallinas y gallazos. O de pronto, las hienas, porque cómo se goza en esa Asamblea, son puras risas. También hay momentos para enfadarse y entonces un gorila pudo venir bien. Hasta un hipopótamo pudo ser más representativo, pero no me pidan las razones, por favor.

Dejen al burrito en paz que ya mucho estigma tiene sobre sí. Es un animal pacífico, manso, cualidades que muy bien vendrían en las tarimas y en los discursos, que a medida que se acercan las elecciones, tienen el defecto de volverse más acusatorios, más virulentos, con más decibeles. El burro es humilde, que tan bien vendría a quienes por una candidatura ya se sienten la mamá de Tarzán. Pero también es necio, asunto no tan bueno pero que es copiado con tanta fidelidad por los que mueren en sus intentos.
Comparte esta noticia en tu:
   

Este artículo se ha leído: 2029 veces.