Si Correa no olvida el bombardeo a Reyes, Colombia tampoco olvida que el es cómplice de las farc

Análisis del conflicto colombiano

Al cumplirse tres años de la baja del terrorista Raúl Reyes en Ecuador, el mandatario ecuatoriano Rafael Correa volvió a exteriorizar el insuperable dolor por la pérdida de su camarada y amigo, puntal de la revolución socialista del siglo XXI en la región. Para el efecto volvió a agredir a Colombia con la frase que aunque mira para adelante no olvida lo sucedido.

Sin embargo, Correa está bien correspondido, porque Colombia tampoco olvida que Raúl Reyes entregó 400 mil dólares al coronel Britto para financiar la campaña presidencial de Correa, y que ese dinero o provenía del narcotráfico o de los secuestros.

Tampoco olvida Colombia, que en los tres computadores y las memorias USB externas halladas en la guarida de Reyes en la selva de Sucumbíos en territorio ecuatoriano, la cual existía allí con la venia de Rafael Correa, aparecieron comprometedoras pruebas de los nexos narcoterroristas del boquisuelto presidente ecuatoriano y algunos funcionarios de su partido Alianza País tales como:

1. Un proterrorista general ecuatoriano de apellido Vargas, que después fue embajador del gobierno Correa en Venezuela, no solo prestaba su finca particular para alojar a las Farc, sino que era y es un estafeta internacional de las Farc.
2. Una diputada proterrorista de apellido Calle, copartidaria de Correa, fue la organizadora del segundo congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana en Quito; era la socia de una terrorista de las Farc que luego apareció asilada en Managua pues quedó viuda con la muerte de Aizalla. Y además tenía amoríos con Simón Trinidad narcotraficante de las Farc, capturado en Quito.
3. Por orden expresa de Correa, el ex ministro correista Gustavo Larrea estuvo varias veces en la guarida de Reyes para acordar asesinar ecuatorianos, que no se unieran al movimiento bolivariano de las Farc y sus socios; o, armar escándalos por la fumigaciones en la frontera porque las Farc se quedaban sin ingresos del narcotráfico. De remate, un funcionario oficial ecuatoriano subalterno de Larrea, resultó relacionado con las mafias que enlazan a las Farc y a las Bacrim, también con conocimiento de Correa.
4. Tampoco olvida Colombia que presa del dolor por la pérdida de Reyes, Correa ordenó a las Fuerzas Especiales del Ejército ecuatoriano que además de recibir los cadáveres de los terroristas abatidos y las armas incautadas en Sucumbíos; que secuestraran a los policías colombianos que participaron en la Operación Fénix y custodiaban los hallazgos, pero que gracias a una llamada de un informante, Uribe ordenó a los policías que regresaran a Colombia y dejaran la guarida como estaba.
5. Menos olvida Colombia, que Correa en contubernio con el ex ministro pro terrorista Gustavo Larrea tramitó en Nicaragua los asilos políticos de tres mujeres de las Farc sobrevivientes al bombardeo, y que inclusive engañaron al gobierno colombiano en la verdadera finalidad del paso de un avión de la Fuerza Aérea Nicaragüense sobre territorio colombiano.
6. Tampoco olvida Colombia el descaro, el cinismo para mentir adornados con odio y envidia de Correa contra Uribe en la Cumbre de Río en Santo Domingo, cuando quería devorarlo con la mirada, porque Uribe tuvo la audacia de incursionar al santuario terrorista en Ecuador y dar de baja a su socio de proyecto totalitario en el continente.
7. Mucho menos olvida Colombia el descaro y la desvergüenza de Correa negando la realidad irrefutable de sus oscuros instintos, diciendo que lo de los computadores eran inventos de al CIA; al mismo tiempo que invitaba al dictador cubano Raúl Castro a que oficializara la policía política comunista en Ecuador con los comités de defensa de la revolución y exaltaba al terrorista argentino che Guevara.
8. Una vez mas Correa ha exteriorizado que no olvida la muerte de su compinche, pero Colombia tampoco ha olvidado que él es un peón de Chávez, un socio de las Farc y un solapado bandido de cuello blanco, que además es amigo y defensor de Kadaffy.



Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

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