Carlos Sánchez Berzaín enciende el debate: ¿La victoria de Noboa es el fin del legado de Correa en Ecuador?
Desde Miami, Dr. Carlos Sánchez Berzaín, Abogado y Politólogo y Director del Interamerican Institute for Democracy, señala que la victoria de Daniel Noboa simboliza la culminación de la transición hacia una democracia plena iniciada por el presidente Lenin Moreno.
"Correa fue instalado y sostenido por Hugo Chávez, quien lideraba el populismo bolivariano y construyó su red de poder con el dinero de Venezuela", explica el Dr. Sánchez Berzaín. Ecuador se convirtió en un país donde la justicia fue manipulada, y los opositores al régimen fueron perseguidos y encarcelados sin piedad. La denuncia de casos como la prisión de Galo Lara, la muerte del general Jorge Gabela, el secuestro de Fernando Balda y las persecuciones a periodistas y opositores políticos dejan claro que el correísmo no solo era un proyecto económico, sino un régimen autoritario que impuso un control total sobre el poder judicial y los medios de comunicación.
"El camino de retorno a la democracia liderado por Lenin Moreno fue decisivo para Ecuador, pues permitió la apertura de un proceso de judicialización contra los actores del correísmo", comenta el Dr. Sánchez Berzaín. Este proceso culminó con la condena de figuras clave del régimen de Correa, como el propio exmandatario y su vicepresidente Jorge Glas, quienes fueron sentenciados por corrupción. La voluntad de Moreno de luchar contra la impunidad sentó las bases para una transición que, aunque compleja, ha permitido a Ecuador avanzar hacia un futuro democrático.
En un contexto tan trágico, las elecciones se definieron entre la candidata correísta Luisa González y Daniel Noboa. A pesar de los intentos de desestabilización y la violencia política, Noboa logró salir victorioso, con un mensaje claro de la ciudadanía ecuatoriana: el pueblo votó por la libertad y el futuro de una nación democrática. Esta victoria de Noboa no es solo una derrota del correísmo, sino un mandato claro para concluir la transición hacia la democracia que había iniciado Moreno y para poner fin a la impunidad.
"El mandato de Noboa es claro: concluir la transición hacia una democracia plena, fortalecer el Estado de derecho y acabar con las leyes de la dictadura que aún persisten en el sistema político ecuatoriano", afirma el Dr. Sánchez Berzaín. En este contexto, Noboa tiene la responsabilidad de consolidar los avances logrados por Moreno, seguir enfrentando a las estructuras del crimen organizado que aún operan en el país y garantizar que no se repitan los errores del pasado.
A pesar de los desafíos, Ecuador ha dado un paso decisivo hacia la restauración de la democracia y la justicia. La elección de Noboa es un mensaje claro a la región y al mundo: Ecuador ha elegido la libertad y el respeto a la voluntad popular por encima de los intereses del castrochavismo y el autoritarismo. El pueblo ecuatoriano, con su voto, ha mostrado al mundo que la democracia no solo es posible, sino que es el único camino hacia un futuro de paz, progreso y justicia, menciona Berzaín.
El legado del correísmo y la dictadura del socialismo del siglo XXI
En su artículo titulado "La libertad venció al crimen en las elecciones de Ecuador, pero marca la agenda del gobierno: acabar las leyes del autoritarismo y la impunidad", publicado en Infobae, el Dr. Sánchez Berzaín plantea que los más de diez años de gobierno de Rafael Correa fueron una dictadura del socialismo del siglo XXI, una etapa oscura de la historia de Ecuador en la que el país fue sometido a un régimen autoritario y controlado por el populismo bolivariano. Correa no solo promovió políticas que coartaron las libertades democráticas, sino que se alineó con Hugo Chávez, quien financiaba y promovía candidatos que abogaban por un modelo político que apuntaba a la construcción de narcoestados y la destrucción de las democracias en la región."Correa fue instalado y sostenido por Hugo Chávez, quien lideraba el populismo bolivariano y construyó su red de poder con el dinero de Venezuela", explica el Dr. Sánchez Berzaín. Ecuador se convirtió en un país donde la justicia fue manipulada, y los opositores al régimen fueron perseguidos y encarcelados sin piedad. La denuncia de casos como la prisión de Galo Lara, la muerte del general Jorge Gabela, el secuestro de Fernando Balda y las persecuciones a periodistas y opositores políticos dejan claro que el correísmo no solo era un proyecto económico, sino un régimen autoritario que impuso un control total sobre el poder judicial y los medios de comunicación.
La lucha por la democracia y el rechazo al castrochavismo
El punto de inflexión llegó en 2017, cuando el presidente Lenin Moreno, a tan solo dos meses de haber asumido el cargo, se distanció de Correa y comenzó un proceso de restitución de los "elementos esenciales de la democracia". Entre las primeras medidas de Moreno destacó la creación de una comisión anticorrupción que investigó los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, lo que permitió destapar una serie de casos de corrupción que involucraban al propio Correa y a su entorno más cercano."El camino de retorno a la democracia liderado por Lenin Moreno fue decisivo para Ecuador, pues permitió la apertura de un proceso de judicialización contra los actores del correísmo", comenta el Dr. Sánchez Berzaín. Este proceso culminó con la condena de figuras clave del régimen de Correa, como el propio exmandatario y su vicepresidente Jorge Glas, quienes fueron sentenciados por corrupción. La voluntad de Moreno de luchar contra la impunidad sentó las bases para una transición que, aunque compleja, ha permitido a Ecuador avanzar hacia un futuro democrático.
La herencia de Fernando Villavicencio y la victoria de Noboa
La muerte del periodista y candidato presidencial Fernando Villavicencio, quien fue uno de los mayores denunciantes de la corrupción del correísmo, marcó un antes y un después en las elecciones de 2023. Villavicencio, cuyo trabajo destapó múltiples escándalos de corrupción, había sido una amenaza latente para el socialismo del siglo XXI, razón por la cual su asesinato antes de las elecciones fue un acto de violencia política que intentó silenciar la lucha por la verdad y la justicia en Ecuador.En un contexto tan trágico, las elecciones se definieron entre la candidata correísta Luisa González y Daniel Noboa. A pesar de los intentos de desestabilización y la violencia política, Noboa logró salir victorioso, con un mensaje claro de la ciudadanía ecuatoriana: el pueblo votó por la libertad y el futuro de una nación democrática. Esta victoria de Noboa no es solo una derrota del correísmo, sino un mandato claro para concluir la transición hacia la democracia que había iniciado Moreno y para poner fin a la impunidad.
El futuro de Ecuador: consolidación de la democracia y lucha contra la impunidad
La victoria de Daniel Noboa en las elecciones de 2025 ha marcado un nuevo capítulo en la historia de Ecuador. Este triunfo es el resultado de un proceso de lucha constante por la restauración de la democracia, que ha enfrentado obstáculos como el crimen organizado, el populismo autoritario y la impunidad de los actores políticos que durante años gobernaron el país."El mandato de Noboa es claro: concluir la transición hacia una democracia plena, fortalecer el Estado de derecho y acabar con las leyes de la dictadura que aún persisten en el sistema político ecuatoriano", afirma el Dr. Sánchez Berzaín. En este contexto, Noboa tiene la responsabilidad de consolidar los avances logrados por Moreno, seguir enfrentando a las estructuras del crimen organizado que aún operan en el país y garantizar que no se repitan los errores del pasado.
A pesar de los desafíos, Ecuador ha dado un paso decisivo hacia la restauración de la democracia y la justicia. La elección de Noboa es un mensaje claro a la región y al mundo: Ecuador ha elegido la libertad y el respeto a la voluntad popular por encima de los intereses del castrochavismo y el autoritarismo. El pueblo ecuatoriano, con su voto, ha mostrado al mundo que la democracia no solo es posible, sino que es el único camino hacia un futuro de paz, progreso y justicia, menciona Berzaín.
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