Nadie cree que fue golpe de estado

No se trata de enemistad política, solo es el reflejo periodístico de dejar en claro que la inteligencia de uno es muy difícil de insultar o por lo menos más difícil, que la común del ciudadano de a pie, concentrado en sobrevivir. Supongamos que la prensa ecuatoriana le tiene un odio gratuito al presidente Rafael Correa, lo cual no es cierto y que el desprestigio de los medios de comunicación no es una estrategia del eje chavista en América, lo que tampoco es cierto. Hay reacciones de analistas de fuera de este medio conflictivo regional, que a las pocas horas leían la situación del 30-s, como un conflicto espontaneo, nacido de la disconformidad de la tropa policial con sus remuneraciones y relaciones con el gobierno central. Medios como la Televisión española, o la Televisión italiana y la BBC o la CNN, siguen teniendo la película muy clara, desde el principio.

La población al interior del país también tiene muy claras las cosas y por eso es la ofensiva mediática de la propaganda oficial para convencer de que si hubo golpe. Los ecuatorianos somos buenos, no tontos, repiten los spots, es exactamente lo que yo repito en este artículo, manejado dentro de los argumentos y los hechos como lo voy a demostrar.

Un golpe siempre tiene un cerebro político que indefectiblemente se delata al encenderse la mecha, entre otros motivos, para que no le arrebaten el poder usurpado. Los hechos del 30-s, eran típicamente los de una insubordinación, inaceptable dentro de un grupo armado, de disciplina vertical y con procedimientos claramente establecidos. Por legítimos que se presenten sus reclamos lo ocurrido no tiene justificación, así como la extraña conducta del presidente de insistir en medio de un grupo enardecido, cualquiera pensaría que los provocó deliberadamente.
La lógica dice que si había conspiración, el mandatario hubiera sido conducido a los hechos, pero es público y notorio que él fue insistentemente hacia ellos. Dados los primeros acontecimientos, el entorno del Regimiento Quito, se colmó de curiosos y hasta figurones; porque nadie es tan estúpido de ir a dar la cara con teléfono celular en mano, para que los medios, sobre todo los oficialistas saquen un documento de esa presencia.

El papel del canal público, no quedó para la historia como el de una víctima, sino el de un claro y abyecto defensor político del gobierno, no de la democracia, porque en la democracia se escucha a todos y se deja a todos los medios la aire. Patético rol periodístico que en el futuro las universidades estudiarán como los estereotipos del periodista y del medio parcializados y politizados. Algo por lo que algún día tendrán que responder.

Otro argumento lógico es que la oposición debería ser muy torpe, para organizarle en este momento un golpe a Correa, cuando aún goza de más del 40% de apoyo. Por esa razón los discursos del combate en las urnas están al orden del día. Nadie en este medio de zorros viejos, es tan bobo de presentar una pelea tan simplona.
La policía no se quedó sola, porque siempre estuvo sola. Más aún ahora que mira absorta como el AVC, que secuestró, asesinó y robó está a punto de ser canonizado y ellos los guardianes de la ley y el orden en un papel obligado de villanos arrepentidos. La Policía siente un vació inmenso cuando los criminales son liberados por jueces que ya conocemos y la única crítica que hay es la de los defensores de los derechos humanos de los delincuentes. Este último un rol exacerbado por los medios, que hace a la población lamentar los excesos de los uniformados y olvidar el cinismo del crimen organizado y sus abogados. Como colofón las reformas penales apadrinadas rabiosamente por Alianza País, con los resultados vistos en el repunte delincuencial.

Si la intención era matar al presidente, más allá de los insultos furiosos dichos por radio, más que arrancarle la máscara antigas, alguien podía haberlo herido fácilmente aprovechado del tumulto. No existen atentados o magnicidios a trompones.

Los policías saben mejor que nadie que es inútil disparar a un auto blindado a no ser que la intención sea ofender.

Y por último será el mismo Froilán Jiménez que parece dará la puntada final al aclarar que sucedió; cuando se investigue ese tema misterioso de que su muerte fue por balas de los que estaban de su mismo lado, en un ángulo que no admite equivocaciones, por lo menos eso sostiene públicamente la policía.

Por lo que se ve lo único que han conseguido es crecer a sus adversarios, convirtiéndolos en víctimas de persecución. Por lo demás lo que está clarísimo, es lo que todos sabemos al respecto de lo que sucedió el 30-S. No lo repito más porque según sé, el negar la teoría del golpe se paga con la guillotina. Hay que defenderla, así sea dificilísimo para los funcionarios del régimen o para cualquiera.
Créanlo o no nada personal, es solo que en mi menú no admito las ruedas de molino.
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