Verdaderos revolucionarios

Verdaderos revolucionarios
Publicado el: 12/04/2013
Generalmente se aprecia a individuos que con su sacrificio intencionado ayudaron a otros, como la Madre Teresa. En cambio, pocas veces se aprecia la contribución de individuos que ayudaron a otros sin haber sacrificado algo y sin haber pretendido ayudarlos; al contrario, lo hicieron simplemente buscando hacerse ricos y/o hacer realidad una visión. Todo indica que quienes más contribuyeron al desarrollo de la humanidad son precisamente los segundos.

Usualmente nos cuentan la historia de la humanidad desde la perspectiva del poder estatal/político, pero consideremos un enfoque alternativo. En las cinco décadas después de la guerra civil en EE.UU. sucedió algo especial. Individuos como Cornelius Vanderbilt, John D. Rockefeller, Andrew Carnegie, J.P. Morgan, Thomas Alva Edison y Henry Ford, mejoraron la calidad de vida de las personas alrededor del mundo conforme amasaban tremendas fortunas personales.

Vanderbilt conectó las poblaciones de EE.UU. de costa a costa abaratando el costo de transporte de productos en sus ferrocarriles e hizo posible el enriquecimiento de millones de comerciantes estadounidenses que luego vendían sus productos a precios más bajos. A Rockefeller se le ocurrió transportar el petróleo por tuberías, para no depender de Vanderbilt, logrando no solo volverse más rico sino también abaratar el costo de la que llegaría a ser la principal fuente de energía. Para construir esas tuberías Rockefeller compró el acero de Carnegie, quien había logrado reducir los costos de producción de este material como para construir enormes estructuras, desde los primeros rascacielos hasta los primeros puentes de acero. No mucho después Edison desarrolló el foco eléctrico comercial y el banquero Morgan financió su proyecto, para llevar la electricidad a todos los hogares. Luego a Ford se le ocurrió un método para producir de manera masiva el automóvil. Ford lograría que se haga realidad su visión de que el automóvil sea algo que millones de familias puedan comprar.

Estos cambios revolucionarios todavía están sucediendo. Por ejemplo, en 2003, tres programadores estonianos crearon la plataforma Skype, a través de la cual hoy las comunicaciones (con o sin video) de sus usuarios suman 2.000 millones de minutos al día. En el año 2010 Steve Jobs dijo en la presentación del iPhone 4, teléfono móvil que hacía posible una comunicación con video gratis entre sus usuarios: “Crecí en EE.UU. con los Supersónicos y los comunicadores de Star Trek, simplemente soñando con las llamadas con videos, y ahora es real”.

No es accidental que estas innovaciones surgieron en lugares donde y cuando los gobiernos se limitaron a proteger la libertad individual y en donde, en gran medida, se respetó el estado de derecho. Lamentablemente, parecería que hoy damos por hecho el marco de libertad individual que ha hecho posible un estilo de vida que permite que una porción cada vez mayor de la población mundial esté cada vez más cerca de los Supersónicos y más lejos de los Picapiedra. La idea de que una nación deje de ser pobre gracias a individuos que buscan lucrar, no gracias a una clase política todopoderosa que dice desear el bien para todos, resulta increíble para la gran mayoría. Pero si miramos los hechos dejando a un lado la carga emotiva, hay fuertes indicios de que precisamente eso es lo que nos cuenta la historia del desarrollo de la humanidad.

Publicado originalmente en Diario El Universo. Colocado con autorización del autor.
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