Pronunciamiento de Iglesia no merece esa réplica

En reacción al pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana sobre la próxima consulta popular, el presidente Correa ha colocado también a la Iglesia entre los enemigos de la revolución ciudadana. Esta, según el primer mandatario, "tiene los mismos enemigos que la revolución alfarista: la Iglesia y la prensa". Un reciente comunicado de la jerarquía eclesiástica llama a los católicos a un voto reflexivo, señala que los cambios profundos en una sociedad exigen procesos participativos y observa que, en la consulta popular, "están en juego los fundamentos mismos del Estado de Derecho: la independencia entre las distintas funciones de los poderes del Estado, la organización del sistema judicial y la real vigencia de las libertades y derechos fundamentales".

Al mismo tiempo, el pronunciamiento eclesiástico enuncia que la reestructuración judicial debe llevarse a cabo "desde criterios éticos y profesionales, con clara independencia política" y que una verdadera democracia pasa por el respeto a las libertades "de expresión, de información y de empresa, sin las cuales no es posible ejercer una leal y fecunda participación en la vida pública". El comunicado, pues, señala principios que no son nuevos, sino se sustentan en el tradicional magisterio de la Iglesia. Se trata, además, de principios básicos para la supervivencia de una democracia, de aceptación generalizada, como la independencia de las funciones del Estado y el respeto a la libertad de expresión y de prensa y a la libertad de empresa.

Los obispos, que representan a la jerarquía del credo que profesa la mayoría de ecuatorianos, tienen todo derecho a hacer ese pronunciamiento de orientación a sus fieles, pronunciamiento que, sin duda, ayudará a los católicos a una mayor reflexión para ejercer un voto responsable. Esta posición no merece los calificativos desvalorizadores, ni colocar a la iglesia, como a la prensa independiente, en la lista de enemigos del Gobierno.