Nepotismo cotidiano

En nuestros días a nadie sorprende ver en el Gobierno a hermanos, padres e hijos, cónyuges, primos, convivientes y demás parentela hasta segundo grado de consanguinidad ocupando cargos. Nadie se cuestiona si es algo debido o indebido, nadie se sorprende, nos hemos acostumbrado a que, por voluntad de alguien, una familia prácticamente maneje una institución de una u otra forma. Como dirían nuestros antepasados, “aquí paz y en el cielo gloria”.

Desde luego que para cualquier observador imparcial esto no deja de llamar la atención y despertar sospechas. Sin embargo, la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa vigente sostiene que es un acto ilegal, siempre que el fenómeno se produzca en una misma unidad administrativa. Pero, ¿es ética esta práctica? Desde luego, parecería que el Ecuador de nuestros días funciona con otro tipo de ética.

En el pasado esto era objeto de severos cuestionamientos y sanciones, pero poco a poco esta práctica se ha ido asentando, hasta llegar a pasar inadvertida por quienes deben hacer cumplir la Ley. La Academia de la Lengua en su Diccionario precisa que el ‘nepotismo’ es la “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos”.

Ministros de Estado, viceministros, gobernadores, embajadores, presidentes o gerentes de entidades estatales y funcionarios de menor nivel en ocasiones forman un fuerte tejido de relaciones, como una tela de araña de influencias y posibles corruptelas. Dice el refranero que “una mano lava a la otra y las dos lavan la cara”, de lo cual en nuestro país nadie se preocupa o alarma.
Comparte esta noticia en tu:
   

Este artículo se ha leído: 2789 veces.