El SI no ganó
Por: Emilio Palacio
Este viernes por la mañana, Janeth Hinostroza le expresó a una asambleísta de Gobierno que “nadie ha dicho que el SÍ no ganó”. Casi a la misma hora, en otro canal de televisión, María Paula Romo repetía lo mismo: “Hay que respetar el resultado, parece ser que el SÍ se va a imponer”.
Ustedes recordarán que el primero que dijo que el SÍ había triunfado fue Santiago Pérez. Si hubiese sido solamente su opinión, no tendría ninguna importancia, pero ahora sabemos que a Pérez lo contrató el Estado para que nos mienta.
La intención era sembrar desde el inicio la idea de que el SÍ había ganado contundentemente.
Cuando esa mentira se vino abajo, comenzó una segunda maniobra, un lento escrutinio de votos que lleva ya más de una semana sin que ninguna de las dos posturas se imponga. Mientras tanto, el presidente insiste en que ganó 10 a 0. El objetivo es que la “percepción” del triunfo oficial se consolide, para que por cansancio nos demos por satisfechos con que el Gobierno “al menos no ganó por goleada”. Así razonan Janeth Hinostroza y María Paula Romo.
Les adelanto la tercera maniobra. Tal como el mismo presidente de la República ya lo anunció, quieren que al final el SÍ “gane” con alrededor de 200.000 votos; pocos, poquísimos, pero suficientes para que todos aceptemos que Correa “triunfó y nadie lo niega”, así que meta nomás la mano en la justicia, mi jefe.
¿Pero acaso Janeth Hinostroza y María Paula Romo tienen cómo demostrar que el NO perdió? ¿Quizás ya revisaron los miles de actas con “inconsistencias” y “novedades” y comprobaron que no existe ninguna irregularidad? ¿Tuvieron acceso a las urnas en Guayaquil, donde la opinión pública “extrañamente” se viró a favor del Gobierno? ¿Corroboraron que todo lo que dijo Jaime Nebot era mentira?
El gran ideólogo de la Revolución Ciudadana es Vinicio Alvarado, hombre de medios, publicidad y comunicación. Él le ha enseñado a este Gobierno lo importante que son las “percepciones”. Los asesinatos dejarán de existir, por ejemplo, si convencemos a la población de que solo son eso, una “percepción”. Del mismo modo, el SÍ ganará –según esta ideología– si la “percepción” es que, en efecto, eso fue lo que ocurrió. El fascismo alemán dijo lo mismo: “Miente, miente, que una mentira repetida mil veces acaba por convertirse en realidad”.
El SÍ no ganó por dondequiera que se lo mire.
No ganó porque durante la campaña electoral el Estado totalitario les lavó el cerebro a miles de ciudadanos con una multitudinaria campaña de televisión, de borregos, amenazas, puñetazos y encarcelados.
No ganó porque el SÍ no obtuvo más apoyos que el No, los nulos y blancos juntos.
No ganó porque no se han desvirtuado todos los indicios de fraude, incluyendo el paquetazo de 200.000 votos en Guayaquil.
No ganó porque el 7 de mayo los ciudadanos no tuvieron la posibilidad de conocer lo que había ocurrido a través de periodistas independientes y solo tuvieron acceso a la “percepción” oficial.
Así que, señor presidente, cuidadito con meterle la mano a la justicia, que el tiro podría salirle por la culata.
Ustedes recordarán que el primero que dijo que el SÍ había triunfado fue Santiago Pérez. Si hubiese sido solamente su opinión, no tendría ninguna importancia, pero ahora sabemos que a Pérez lo contrató el Estado para que nos mienta.
La intención era sembrar desde el inicio la idea de que el SÍ había ganado contundentemente.
Cuando esa mentira se vino abajo, comenzó una segunda maniobra, un lento escrutinio de votos que lleva ya más de una semana sin que ninguna de las dos posturas se imponga. Mientras tanto, el presidente insiste en que ganó 10 a 0. El objetivo es que la “percepción” del triunfo oficial se consolide, para que por cansancio nos demos por satisfechos con que el Gobierno “al menos no ganó por goleada”. Así razonan Janeth Hinostroza y María Paula Romo.
Les adelanto la tercera maniobra. Tal como el mismo presidente de la República ya lo anunció, quieren que al final el SÍ “gane” con alrededor de 200.000 votos; pocos, poquísimos, pero suficientes para que todos aceptemos que Correa “triunfó y nadie lo niega”, así que meta nomás la mano en la justicia, mi jefe.
¿Pero acaso Janeth Hinostroza y María Paula Romo tienen cómo demostrar que el NO perdió? ¿Quizás ya revisaron los miles de actas con “inconsistencias” y “novedades” y comprobaron que no existe ninguna irregularidad? ¿Tuvieron acceso a las urnas en Guayaquil, donde la opinión pública “extrañamente” se viró a favor del Gobierno? ¿Corroboraron que todo lo que dijo Jaime Nebot era mentira?
El gran ideólogo de la Revolución Ciudadana es Vinicio Alvarado, hombre de medios, publicidad y comunicación. Él le ha enseñado a este Gobierno lo importante que son las “percepciones”. Los asesinatos dejarán de existir, por ejemplo, si convencemos a la población de que solo son eso, una “percepción”. Del mismo modo, el SÍ ganará –según esta ideología– si la “percepción” es que, en efecto, eso fue lo que ocurrió. El fascismo alemán dijo lo mismo: “Miente, miente, que una mentira repetida mil veces acaba por convertirse en realidad”.
El SÍ no ganó por dondequiera que se lo mire.
No ganó porque durante la campaña electoral el Estado totalitario les lavó el cerebro a miles de ciudadanos con una multitudinaria campaña de televisión, de borregos, amenazas, puñetazos y encarcelados.
No ganó porque el SÍ no obtuvo más apoyos que el No, los nulos y blancos juntos.
No ganó porque no se han desvirtuado todos los indicios de fraude, incluyendo el paquetazo de 200.000 votos en Guayaquil.
No ganó porque el 7 de mayo los ciudadanos no tuvieron la posibilidad de conocer lo que había ocurrido a través de periodistas independientes y solo tuvieron acceso a la “percepción” oficial.
Así que, señor presidente, cuidadito con meterle la mano a la justicia, que el tiro podría salirle por la culata.
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