El indeseable amigo del Ecuador

La horrenda masacre de Hula, que dejó 104 muertos, 49 de ellos de niños menores de 10 años, y que llevó a la mayoría de los países europeos, los EEUU y Australia a expulsar a los embajadores de Siria, impone a la diplomacia ecuatoriana una serena reflexión acerca de algunos aliados y amigos que ha escogido el Gobierno de Correa. De no hacerlo, corre el riesgo de que se presuma haya sido afectada por aquello que los expertos llaman atracción psicopolítica por los dictadores.

Defender a Muamur Gadafi, el sátrapa de Libia, fue ya demasiado, para seguir ahora con Bashar al Assad, a quien algunos llaman "el carnicero de Siria".

Y es que siguen intactas en la memoria las imágenes de la visita de solidaridad que hizo una delegación de la Alba -en la que estuvo el subsecretario Pablo Villagómez del Ecuador-, al presidente Al Assad, en Damasco, donde se rechazó "la agresión y el intervencionismo de occidente en los asuntos internos sirios".

Pero mientras los de la Alba dialogaban en el Palacio, en las calles el Ejército arremetía contra su pueblo.

Represor, totalitario y de partido único, el Régimen de Bashar al Assad es repudiable.

La familia Al Asad es una dinastía. Hafez al Asad, el padre de Bashar, tomó el poder en 1970 y se mantuvo por 30 años. Reformó la Constitución para pasar el relevo a su hijo, apoyado por su incondicional Ejército, los servicios de seguridad y la minoría religiosa alauita a la que pertenece.

También fue bochornoso para el país que, en agosto de 2011, el Ecuador votara, en el Consejo de Derechos Humanos de las NNUU, en contra de la condena al Gobierno de Siria, y que tampoco apoye que se integre una comisión que investigue las violaciones en ese país de Oriente Medio. Este lunes se ha dado un giro: El Gobierno hizo un llamado a la comunidad internacional para buscar una solución pacífica en Siria y exigió el cese inmediato de la violencia y condenó la masacre ocurrida el pasado viernes en la localidad de Hula. Pidió sanciones para los responsables de ese crimen, aunque no los identificó con el Régimen de Al Assad como lo ha hecho la mayoría de naciones del mundo.

Las últimas noticias de Siria, recogidas en un informe de las NNUU, dan cuenta de que la mayoría de los muertes del fin de semana, fueron por ejecuciones sumarias, efectuadas por las milicias Shabbiya, leales a Al Assad, que ingresaron a los domicilios de los opositores.

Cuántas muertes se habrían evitado si la comunidad internacional hubiera privilegiado la vida de los sirios sobre sus intereses y sus conveniencias. Y es que el resto del mundo parece demasiado ocupado en sus propios asuntos: En Europa arrecia la crisis económica; en los EEUU, la campaña electoral supone un manejo con pinzas de la política internacional y China y Rusia juegan su propio ajedrez geopolítico, con preeminencia del Kremlim, el mayor proveedor de armas, y con una base militar en Siria. Es en este tablero de intereses donde el Ecuador podría hacer su mejor jugada, pero para ello su diplomacia debería superar la patética esclavitud ideológica que, hasta ahora, le ha llevado a hacerse de amigos indeseables como Al Assad.
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