Las indirectas fueron la tónica en la entrega de credenciales en Quito

Aquellos que no fueron reelectos es porque traicionaron al pueblo. La frase fue seguida de un incómodo silencio en el Teatro Nacional de la casa de la Cultura. Las autoridades electas por Alianza PAIS se sorprendieron. Domingo Paredes, titular del Consejo Nacional Electoral pidió disculpas por la sinceridad de su discurso. Había tocado una fibra sensible del oficialismo: la derrota del exalcalde, Augusto Barrera.

La entrega de credenciales en Pichincha tomó alrededor de dos horas. Son 672 autoridades que asumirán sus cargos mañana. Fuera del discurso de Paredes, el que más aplausos se llevó fue el de Mauricio Rodas, alcalde electo de Quito.

Desde su llegada fue recibido con aplausos, abrazos, gritos de apoyo, y un singular "sí se pudo", coreado por gran parte de los asistentes.

Junto con su esposa tomó asiento en primera fila, con los demás alcaldes y autoridades invitadas. En la segunda fila, los concejales electos por el oficialismo no compartían su entusiasmo, mucho menos cuando lo ovacionaban cada vez que se ponía de pie.

Tanto así que durante su turno al podio, Paredes les reclamó pero se aseguró de escoger uno de cada bando. A Marco Ponce, de la Alianza SUMA-VIVE, le pidió, entre risas, que cambie su "cara de guerra", y a Jorge Albán, vicealcalde saliente y concejal electo por PAIS, le increpó que no es un "pelo de cochino" ganar una elección. "Sonrían", les dijo.

Rodas estaba cómodo en su asiento. Los oficialistas no tanto. Pero los discursos lo reflejaron. La primera fue Marcela Costales, viceprefecta por PAIS, habló del apoyo que tiene el prefecto reelecto Gustavo Baroja. Dijo, con gran énfasis, que en la capital ha calado el concepto de la revolución ciudadana y que esa conciencia "ya no la cambia nadie".

Rodas fue el segundo. Sus palabras fueron tibias. Deseó suerte a los nuevos funcionarios y agradeció a sus contendores. Pidió diálogo y colaboración para poder trabajar. Por eso les recordó que Quito, en la votación, había demostrado que no es de un solo color.

Luisa Maldonado, concejal de PAIS, advirtió que la revolución vino para quedarse. La respuesta fue un fuerte abucheo. Ella no bajó el tono y, en medio de los silbidos, enfatizó que tienen mayoría en el concejo.

Paredes tomaba nota. Así, cuando cerró los discursos, puso a todos en su lugar. Respondió uno por uno. Se inspiró en el breve comentario del representante de las juntas parroquiales, Arturo Sotomayor, que, dejando la política de lado, reclamó atención para los gobiernos más pequeños. ANA
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