Verónica Hurtado: en contra tengo a los más poderosos del sistema judicial

En enero del 2009, Verónica Hurtado Banchón demandó por maltrato a su esposo, David Ayala Ponce, actual juez y quien ha sido abogado defensor del fiscal de Durán, Fernando Yávar Núñez (padre del vocal del Consejo de la Judicatura). En abril, Ayala denunció a Hurtado por injurias y consiguió que ella fuera sentenciada a 6 meses de prisión y a pagarle una indemnización de $ 10 mil. Tras dos años de disputa judicial, la Corte Nacional de Justicia la declaró inocente, consideró que el juicio ni siquiera debió admitirse y señaló “violaciones a la ley” en la sentencia contra Hurtado, dada el 7 de febrero del 2011 por los jueces Guillermo Freire, Fausto Peralta y Gutemberg Vera. En julio pasado, Verónica Hurtado perdió la custodia de una hija, luego de que la jueza Gertrudis Roldán decidiera que la mayor viviese con su madre y la menor, con el padre, separando así a dos hermanas.

¿Cómo ha llevado usted esta disputa judicial?
He preferido algunas veces morirme, porque siento que puedo contratar a los mejores abogados de Guayaquil; he llegado a tener tres abogados al mismo tiempo, he agotado recursos económicos, me he quedado en la calle, y nada de eso importa porque no hay quién haga nada. En contra mía yo tengo prácticamente a las personas más poderosas de este sistema judicial, nadie se conduele de mi lucha.

¿Qué ha sido lo más difícil?
La impotencia, la injusticia, el dolor de no tener a mi hija y, lo que es peor, no tenerla injustamente.

¿Qué entidades conocen su caso?
Yo he tocado miles de puertas, he ido a los derechos humanos, al Ministerio de Justicia, a Carondelet. Intenté hablar con el presidente, pero un montón de asesores que me dicen ‘sí, sí, señora, ya la vamos a ayudar’... recibí una carta de la Presidencia de la República, ‘que sí, que ya’, pero nadie hace nada.

¿Usted confía en la justicia?
Mi única esperanza es que salga a la luz la verdad y que me devuelvan a mi hija, que me devuelvan mi vida, la que yo perdí. Para el sistema judicial soy una delincuente, tengo abiertas indagaciones por narcotráfico, falsificación, robo, perjurio..., mi papá también está enjuiciado, hasta la empleada de la casa. ¿Es eso justo por haber querido empezar una nueva vida?

¿Pensó que sería así cuando demandó a su esposo?
Nunca. Yo solo tomé la decisión de dejarlo; si yo no terminaba esa relación, ahora estuviera en el Lorenzo Ponce o bajo tierra. Yo siempre pedí en todos los juicios que a mi exesposo le hicieran un examen psiquiátrico, pero nadie hizo caso. En el juicio por la patria potestad de mis hijas le rogué, le supliqué a la jueza (Gertrudis Roldán), ‘por el amor de Dios, hágale un estudio psiquiátrico, y a mí también’, pero ella se negó. Revisen el juicio, que está en Daule y se darán cuenta.

¿Por qué decidió hacer pública su denuncia?
Porque en las cortes tengo todo perdido. Me dicen: ‘ahí viene la señora Hurtado; ay, señora, lo siento, no la podemos atender’... Así les llore, les ruegue que no me quiten a mi hija. A la jueza le supliqué, y a los dos días me quitó a mi hija. ¿Usted sabe lo que es que le quiten un hijo? Casi muero, y esa es la lucha y no voy a parar hasta recuperarla.

¿Cómo es su relación con su hija menor?
Ella me pasa mensajes, me dice ‘mami, te amo’. Le hicieron un examen psicológico y cuando dibuja a su familia, pone: ‘mi mami, mi ñaña, mi hermanita y yo’, todas vestidas de amarillo. Cuando dibuja al hogar donde vive se dibuja ella, y más lejos a su papá y a la señora que vive con él; se dibuja con un brazo más corto. El resultado psicológico es inestabilidad emocional, tristeza y ansiedad. ¿Es justo que una niña tenga que pagar solo porque su padre me quiere castigar?

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